ROCKY: EL ESPEJO EN LA VIDA DE STALLONE

Así fue el ascenso de Sylvester Stallone a la cima, a la par de su personaje emblemático Rocky Balboa.

Rubén Ramos
Box Azteca
Rocky Balboa

Pensar en Rocky Balboa y Sylvester Stallone es sinónimo de un mismo camino hacia la cima. La vida del mítico boxeador ficticio de Philadelphia va muy de la mano con lo vivido por el actor estadounidense, quién debe gran parte de su éxito como luminario de Hollywood a aquella franquicia que inició en 1977 y que ha resultado en 6 exitosas películas y 2 más (spin-offs) derivados del personaje.

Tal y como lo expresó Stallone, el proceso de crear al “Semental Italiano” fue doloroso, ya que a sus inicios el nacido en Manhattan, Nueva York tuvo que vivir una serie de traumas y vivencias, iniciando con un parálisis en su rostros desde la niñez.

El sueño para él era claro: Ser una de las grandes luminarias de la industria, objetivo parecido al del pugilista que es ganar un campeonato. Esa etapa de su vida también se asimila a lo dibujado en la primera película, cuando vemos a un Rocky con hambre de triunfo pero con pocos de recursos para subsistir. Lo más doloroso para el actor fue vender a su amado perro “Butkus” por la módica cantidad de 25 dólares. Una vez lograda la fama, Sylvester tenía el objetivo de recuperar a su fiel amigo, el único que estuvo acompañándolo en las buenas y en las peores.

Sin mujer, sin dinero y sin Butkus, Stallone mantuvo su camino de sacrificios. Dos semanas después, mientras miraba una pelea entre Muhamad Alí vs Chuck Wepner, un desconocido que puso en apuros al gran campeón, fue cuando todo hizo “click”. Empezó a escribir por horas sin conciliar el sueño y la recompensa llegaría. Escribió el guión del primer largometraje. Sus piernas temblaban de cansancio, parecidas a la de un boxeador recién salida de la batalla.

Ahora faltaba lo principal, vender la idea. Al principio las agencias fueron escépticas sobre el posible éxito de la historia, al considerarla estúpido y predecible. Luego, accedieron a comprar el proyecto por 125 mil dólares, pero había un problema. Stallone pidió encarnar al personaje, petición a la que se negaron los ejecutivos en busca de un perfil más popular en Hollywood. Luego de un estira y afloja, Sylvester logró su sueño de encarnar a Rocky pese a recibir 90 mil dólares menos de la primeramente acordado, en una inversión de bajo riesgo para la casa productora.

Así fue el camino y la preparación mental pero sobre todo psicológica para encarnar uno de los papeles más importantes del cine deportivo. Lo demás es historia y aquellas frases negativas en forma de jabs (golpes) contra Stallone se convirtieron en aplausos durante su discurso tras recibir el Óscar como Mejor Actor, espejo al triunfo de Rocky frente a Apollo Creed en el que quedó claro que “no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte y seguir avanzando.”

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