Murió el Clásico Nacional

Solo faltó que los jugadores de América y Chivas tuvieran un ‘picnic’ en el Estadio Azteca; queda claro que aquí solo sufren los aficionados.

CARLOS GUERRERO
EL dictado: Análisis y Opinión

Me volví a acordar de Gonzalo. Sí, aquél aficionado del Guadalajara que golpeó con fuerza una pared ante sus hijos. Aquel triste y harto seguidor del Rebaño que, ante la frustración por los malos resultados del equipo de sus amores, estalló repleto de impotencia.

¿Lo recuerdan? Sus familiares le pedían calma, pero Gonzalo no hizo más que apretar los puños llevando su cara a la pared, una mezcla de enojo y de vergüenza deportiva.

Y me acordé de él porque me vuelve a quedar claro que aquí, en este mundillo, el único que sufre es el aficionado. Lo vuelvo a reiterar porque hace apenas unas semanas, en plena crisis de Chivas, lo había manifestado cuando actos de indisciplina se hicieron presentes.

Un castigo de risa y ahí están las consecuencias. El mismo Guadalajara de siempre.

Después de que terminó el Clásico ante América, solo faltó que en el mismo centro del campo sacaran el mantel para que empezara el picnic y la velada a la luz de la luna, con fogata y bombones. Todos riendo, felices de la vida, todos carcajeando, como si nada hubiera pasado.

No se vale. Lo vuelvo a repetir, el único que sufre es el aficionado, el que esperó paciente el juego, el que sintió dolor porque las puertas del estadio siguen con candados, el que con mucho esfuerzo compra la camiseta del equipo, el que apuesta lo poco que le sobra con el amigo o con el vecino.

Y sufre también el dueño del club, que hace hasta lo imposible por mantener el buque a flote, y que no duerme, pensando en cómo darle rumbo al proyecto.

Me queda claro que hay futbolistas que no sienten nada, que les importa un bledo lo que suceda con el equipo, que les da lo mismo si se pierde o si gana, si se juega bien o si se juega para el olvido.

¿Cómo podemos hablar de una rivalidad deportiva, de un Clásico Nacional, de un clásico histórico, si las risas fueron lo más sobresaliente y de lo que más se habló?

No confundamos con que esto es un “sano mensaje para la no violencia y la sana convivencia”, no confundamos con que “esto es deporte”, con que “esto no es la guerra”.

De acuerdo. Nadie lo toma en ese sentido, pero hay algo que se llama respeto por la afición y por el club al cual el futbolista representa.

No hagan cosas buenas que parezcan malas, así no. No es justo para que el que ansía volver a los estadios, no es justo para el seguidor del Guadalajara ni para el aficionado americanista.

Si quieren reír y pasarla bien, en privado. No frente a los millones de ojos que los ven.

Más rivalidad hay en las oficinas, en los despachos, en las escuelas y en las mesas de debate de programas de televisión, que en la cancha.

El Clásico Nacional, se murió poquito, por culpa del “jijijí y jajajá” de unos cuantos, a quienes les importa un comino cuántos Gonzalos hay, que lloran de impotencia.

Y ojo. Nadie pide campal al final del partido, ni mentadas de madre, ni golpes, ni violencia. Solo respeto a la afición.

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