René Higuita era un espectáculo dentro y fuera de la cancha. Su extravagante estilo y su espíritu festivo se mostraba a la hora de defender los tres palos en sus equipos.
Siempre fue un elemento que sabía jugar con los pies. Las salidas hasta media cancha con el balón controlado y sus amagues a los rivales eran su sello.
Incluso, se dio tiempo de cobrar penales y tiros libres con mucha efectividad (es el segundo portero con más goles en la historia).
Pero hay una fecha que nunca se le olvidará al arquero antioqueño, el 23 de junio de 1990.
Eran los octavos de final de la copa del mundo en Italia. Colombia llegaba como uno de los mejores terceros lugares y enfrentaba a Camerún, que había sido líder de grupo en el pelotón en el que estaba Argentina, campeón defensor.
Después de noventa minutos con empate a cero, se tuvo que jugar tiempo extra.
Roger Milla abrió el marcador al minuto 106. En ese momento los sudamericanos seguían con opciones de empatar, pero Higuita terminó con el sueño.
Luego de salir con el balón controlado, intentó burlar al atacante camerunés. Se le atoró el balón y Milla corrió 30 metros con el esférico en su poder.
El goleador de los leones indomables definió el segundo y aseguró el pase a cuartos de final.
Colombia tendría que esperar otros cuatros años para buscar el sueño de la Copa del Mundo. Un sueño que, en Estados Unidos 94, se convirtió en una verdadera pesadilla.
Por: Gibran Kazen
