Lo primero que viene a la mente cuando se menciona el nombre de la estrella de Los Gigantes de Nueva York, Saquon Barkley es: talento, éxito y una carrera brillante por delante. Pero el jugador sorprende al mundo al abrir algo que normalmente es hermético ante los medios de comunicación; su vida familiar.
Saquon es uno de los tantos jugadores que han manifestado su apoyo a la causas de igualdad social en los Estados Unidos y sorprendió al relatar su vivencia ante la violencia sistémica y el racismo en su país.
En agosto del 2016, antes del inicio de su segundo año en la universidad en Penn State, relata como una llamada de su madre (Tonya Johnson) le movió el piso. Su padre Alibay Barkley había sido víctima de violencia por su color de piel.
El jugador relataba lo que su madre le contó:
Había sido maltratado por un conductor de autobús y un guardia de seguridad en Allentown, Pennsylvania en una discusión por un pase de autobús. Tras el incidente, su padre, demandó ante derechos civiles a la ciudad y la empresa dueña del autobús; alegando que había sido discriminado por su color de piel además de que los oficiales de policía habían utilizado una descarga eléctrica para someterlo.
Tras la investigación y el desarrollo del juicio le dieron la razón a Alibay Barkley, fue remunerado con 45 mil dólares. Saquon describe el incidente como algo que jamás olvidará, desde el momento de recibir la llamada, la tensión que le provocó, además de la impotencia ante una situación que miles de americanos viven en su país.
Es una de las tantas razones del clamor social de igualdad no solo de los afroamericanos sino de las minorías en los Estados Unidos y Saquon hace palpable como nadie está exento de sufrir directa o indirectamente ese mal que aqueja a la sociedad.
Por: Eduardo Ruiz
