Siempre se habla de las grandes acciones dentro del emparrillado por parte de los protagonistas, los jugadores, pero también hay que pensar en los artífices. Esos magos que mueven los hilos y aprovechan las características de cada uno de sus jugadores (de su capital humano) para lograr actuaciones que cautivan a los aficionados semana a semana.
Por eso no me cansaré de ensalzar a Kansas City, Patrick Mahomes, sus unidades ofensivas y defensivas pero también a los entrenadores que han amalgamado un equipo capaz de hacer pensar en que podríamos estar viendo y disfrutando el nacimiento de una dinastía.
¿Por qué asevero esto? Después de la exhibición en la semana tres frente a Baltimore quedó algo en claro: Kansas City está jugando muy bien. Andy Reid junto a Eric Bieniemy (antes entrenador de corredores y que tomaba la batuta en la coordinación ofensiva tras la salida de Matt Naggy a Chicago) han demostrado dominar y saber explotar las características de cada uno de sus jugadores, convirtiéndolos en la mejor versión de lo que pueden hacer.
Kansas ha logrado suplir las dos bajas en la línea ofensiva, ha hecho olvidar que el número “25” era de Shaddy McCoy gracias a las actuaciones de Clyde Edwards-Helaire, que Tyreek Hill y Mecole Hardman están totalmente adaptados.
Cuando hablamos de la defensiva, son unos equipos compactos gracias a Steve Spagnuolo (coordinador defensivo). Son equipos especiales capaces de presionar al quarterback rival, Chris Jones, Taco Charloton, Alex Okafor, Anthony Hitchens, Damien Wilson, Charvarius Ward, Tyrann Mathieu, Daniel Sorensen. En pocas palabras son una maquinaria bien engrasada.
Kansas City en este momento son “Los Jefes”, tienen su marca invicta pero sobre todo cada partido juegan mejor y en gran parte reitero es porque son un equipo bien entrenado.
