Un fascista y un supremacista blanco. Odio racial.
Así se describe Payton Gendron, de 18 años. El sospechoso de matar a 10 personas en un supermercado.
Le disparó a 13, de las cuales 11 eran afroamericanos. Condujo más de 320 kilómetros para llegar a la ciudad de Búfalo en Nueva York. Es como ir de la Ciudad de México a Guanajuato, solo a cometer una masacre.
Una vez más, Estados Unidos en boca del planeta por un tiroteo masivo.
¿Cuándo será que pondrán una estrategia sobre la mesa para atacar este problema?
Porque sí que lo tienen. Estados Unidos salió al mundo a matar terroristas, pero ¿por qué no ven hacia adentro?
En los 20 años transcurridos desde el 11 de septiembre, los extremistas de extrema derecha han matado a más personas en EE UU que los terroristas islamistas.
En este caso, el más reciente, en Estados Unidos, el joven tirador estuvo en el radar de las autoridades. Lo enviaron a un tratamiento psiquiátrico que duró un día y medio y listo.
Salió del radar, resulta que ya no era peligroso. Pero se fortaleció y la idea del “Gran Reemplazo” lo dominó. Es la denominación de un movimiento global, que tuvo origen en Francia y ha estado creciendo rápidamente en internet y que cree firmemente que los “blancos” están perdiendo jerarquía racial.
Recordemos que los supremacistas, consideran que ellos deben estar en lo más alto. Washington una vez más, se sentará a debatir un control de armas. Es lo que hacen cuando hay un tiroteo masivo. Y Washington una vez más no hará nada. No habrá acuerdo en un país tan dividido.
El enemigo está en casa. Una casa en la que es más fácil comprar un arma que cigarros o alcohol, en el caso de los menores de edad. Una casa que tiene, al parecer, otras prioridades.
