La muerte de palmeras que padece la Ciudad de México, por la falsa chicharra y el hongo que transmite, ya ha ocurrido en otras ciudades del país. Un ejemplo del poder devastador de esta plaga es Torreón, Coahuila, donde ya conocen su letalidad y la rapidez de su propagación.
“A partir del año 2015 empiezan a secarse las palmas, datileras principalmente; empezaron a sufrir un amarillamiento, que después es catalogado por su nombre completo: amarillamiento letal, provocado por una chicharrita. Fueron cuatro mil 800 palmeras las que se vieron afectadas”, explica Felipe de Jesús Vallejo López, secretario Municipal de Medio Ambiente de Torreón.
A principios del 2016, la mayor parte de las palmeras estaban muertas. ¿La causa? El mismo fitoplasma transmitido por la falsa chicharra, que ya mató a 107 palmeras en la Alcaldía Miguel Hidalgo, en la capital del país.
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José Alfredo Samaniego Gaxiola, especialista en arbolado del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) señala que la mayor parte de las palmeras muertas por el fitoplasma, eran de la especie phoenix dactylifera “fue muy rápida la devastación, podríamos decirlo así, porque en algunas colonias murieron entre el 95 y el 99 por ciento de las palmas”.
Por su parte, Vallejo López afirma que la plaga se extendió por la ciudad, en parte por el cuidado que se brindaba a las palmeras: “Muchas de las acciones por las que se fueron contagiando todas las palmas de los paseos públicos, fue debido a que a la hora de sus podas, se iba transmitiendo el bicho, por los instrumentos que se utilizan. Y eso fue lo que nos causó también esa mortandad, sobre todo en la vía pública”.
Plaga hasta en los rebrotes
Las autoridades decidieron retirar los ejemplares muertos; una labor que se ha prolongado por cuatro años. Y es que la plaga atacaba también los rebrotes:
“Aquí los que hemos visto es que algunas palmas que se cortaron a ras de piso, en situaciones muy particulares, rebrotaron. Se tomó muestra y tienen el fitoplasma. Se ha detectado que las palmas que rebrotan, que provienen de palmas que murieron, continúan con la infección”, asegura Samaniego Gaxiola, y agrega que a las especies más susceptibles las puede matar en 15 días.
Aunque desconocen cuándo entró el fitoplasma a la ciudad, Felipe de Jesús Vallejo señala que la plaga fue desapareciendo dentro de las palmeras muertas. “Eran palmas de cuatro hasta mínimo ocho o diez metros de altura, y fueron directamente al relleno sanitario bajo estrictas medidas de control”.
Sustitución con especies nativas
Las tres avenidas principales de la ciudad: Colón, Independencia y Revolución, se quedaron sin palmeras. Ya no volvieron a plantarlas y se sustituyeron con árboles nativos:
“Principalmente sobre la Calzada Colón, donde se puso una planta que se llama Siempre Verde (quercus virginiana); se trata de un encino que resiste mucho nuestras temperaturas extremas; pero en otras partes, también en los principales bulevares, se colocaron árboles nativos: el mezquite, el huizache o el paloverde”, dice el funcionario ambiental.
En cabeza ajena...
El caso de la falsa chicharra, que arrasó con 4 mil 800 palmeras en Torreón propagando el fitoplasma, puede servir de experiencia para la Ciudad de México; hasta el momento, la plaga ya mató a más de cien ejemplares tan sólo en la Alcaldía Miguel Hidalgo, y si no se actúa a tiempo, su propagación podría ser igual o incluso peor que en Coahuila.
