El estudio realizado por la organización Oceana México reveló que durante la temporada navideña el tradicional bacalao que se encuentra a la venta en la Ciudad de México podría ser carne de otras especies, que estarían en peligro de extinción.
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La ONG Oceana México informó que en 2019, el 31.5 por ciento de las porciones de bacalao comercializadas o consumidas en 133 pescaderías, restaurantes y supermercados en la Ciudad de México son de otras especies.
Mientras que el 66 por ciento de los casos en que hay sustitución, se venden rayas o tiburones como zorro, sedoso, puntas negras, martillo, que están en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Al mismo tiempo, el 28 por ciento de las muestras con sustitución corresponden a especies de peces de escamas marinas, como mero, robalo, esmedregal y merluza, alrededor del 6% son especies acuícolas (agua dulce) como tilapia.
Derivado de estos datos, el estudio de Oceana México señala que tres de cada 10 veces que venden bacalao en la Ciudad de México son en realidad, otras especies de menor precio, especies amenazadas o en peligro de extinción.
“La falta de una norma de trazabilidad ha permitido que se desconozca el origen de los pescados y mariscos que se comercializan. Esto no sólo constituye un fraude que afecta la economía de los mexicanos, también impacta en la salud de los mares”, dijo Mariana Aziz, directora de campañas de transparencia en Oceana.
Además, la investigación también detalló que en algunos puntos de venta de presunto bacalo en la Ciudad de México, incurrió en fraude respecto al precio de venta de los productos, pues en uno de los casos un local que según ofrecía bacalao a 220 pesos por kilo, daba a sus clientes tilapia, especie cuyo precio regular es de 85 pesos el kilo.
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Ante la problemática, Ocena México pidió al Gobierno de la Ciudad de México trabajar sobre dos líneas de acción:
Establecer reglas de etiquetado que informen a las personas sobre el origen del producto antes de su compra y consumo.
Diseñar una norma obligatoria de trazabilidad de pescados y mariscos para su rastreo a lo largo de la cadena de valor, que es desde su captura hasta su compra.
