El regulador farmacéutico de la Unión Europea dijo que las personas con un sistema inmunitario gravemente debilitado deberían recibir una tercera dosis de las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer - BioNTech y Moderna -ambas basadas en la tecnología del ARN mensajero o ARNm- al menos 28 días después de la segunda. Sin embargo, dejó al criterio de sus Estados y pueblos la decisión de administrar dosis de refuerzo al resto de la población.
‼️ EMA conclusion: 3rd doses of #COVID19vaccines Comirnaty & Spikevax may be given to people with severely weakened immune systems, at least 28 days after their 2nd dose.
— EU Medicines Agency (@EMA_News) October 4, 2021
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El tan esperado anuncio llega después de que varios miembros de la Unión Europea se adelantaran a la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y emprendieran sus propias campañas de refuerzo. Llega también tras la advertencia del centro de enfermedades infecciosas de la UE sobre la cobertura de vacunas en la región; la agencia reportó que siendo demasiado baja, por lo que existiría riesgo de aumento significativo de casos positivos, hospitalizaciones y muertes en las próximas seis semanas.
La EMA también dijo que podría considerar la conveniencia de una inyección de refuerzo para los adultos con sistemas inmunitarios normales alrededor de seis meses después de la segunda dosis, pero añadió que la decisión dependerá de cada país.
“A nivel nacional, los organismos de salud pública pueden emitir recomendaciones oficiales sobre el uso de dosis de refuerzo, teniendo en cuenta los nuevos datos de eficacia y los limitados datos de seguridad”, dijo.
Refuerzo aprobado en UE, USA, Reino Unido e Israel
En el mundo, cada país ha llegado a conclusiones muy diferentes sobre quiénes pueden recibir la dosis adicional. Por ejemplo, Israel es un caso atípico, ya que recomienda la dosis de refuerzo para toda la población.
Los gobiernos están presionados para reactivar la economía, luchar contra el virus y evitar nuevas restricciones.
La Organización Mundial de la Salud ha criticado a los países ricos por acumular vacunas contra el COVID-19 para sus campañas de refuerzo destinadas a grupos de población más amplios, mientras que las naciones más pobres tienen dificultades para distribuir incluso las primeras dosis.