El progreso en las vacunas contra el Covid-19 se ha movido notablemente rápido desde que el nuevo virus se identificó y secuenció por primera vez en enero. Las principales vacunas experimentales se encuentran ahora en la etapa final de ensayos clínicos, y se esperan resultados para el próximo mes.
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Sin embargo, ese progreso se ha centrado en la elaboración y prueba de una vacuna para adultos. Los niños aún no han participado en ningún ensayo de la vacuna contra el coronavirus, lo que deja a algunos expertos preocupados de que los pequeños puedan quedarse sin un medicamento viable durante algún tiempo.
Los fabricantes de medicamentos suelen probar una vacuna en los niños antes de solicitar la aprobación para administrar las inyecciones a los menores.
Debido a que los infantes parecen tener un riesgo menor de desarrollar Covid-19 severo o de morir a causa de la enfermedad que los adultos propagan, no serán los primeros en recibir una vacuna cuando finalmente se apruebe ésta. Sin embargo, será importante actuar lo más rápido posible para vacunar a los niños por al menos tres razones.
Primero, aunque es poco común, los niños pueden morir a causa de la nueva infección por coronavirus o desarrollar complicaciones graves, como el síndrome inflamatorio multisistémico.
En segundo lugar, es probable que los niños sean vectores importantes de propagación comunitaria; estudios recientes en JAMA Pediatrics y el Journal of Pediatrics sugieren niveles más altos de diseminación viral entre los niños en comparación con los adultos.
Por último, una vacuna que establezca la inmunidad en los niños podría hacer posible que se impartan clases presenciales con éxito, sin necesidad de un distanciamiento físico ni otras medidas complejas, onerosas y costosas.
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Los testimonios precedentes y de la FDA sugieren que la agencia no estará dispuesta a aprobar una vacuna en niños, o incluso a autorizar su uso de emergencia, sin datos de apoyo de ensayos pediátricos.
