Dicen que somos lo que comemos y el consumo de carne de manera moderada aporta a nuestro cuerpo gran cantidad de nutrientes como proteínas, minerales, vitaminas del grupo B y aminoácidos esenciales.
De acuerdo con un texto publicado por la UNAM, es un alimento estigmatizado ya que se cree que es alto en grasas que dañan la salud, pero en realidad su grasa es monoinsaturada, similar al aceite de oliva.
“Se cree que la grasa de cerdo es mala, pero es más benéfica que la contenida en la carne de res o ternera. Además, tiene ácidos grasos monoinsaturados, parecidos a los que se encuentran en los aceites de girasol, pescado, nueces y semillas; la única diferencia es que se solidifican a temperatura ambiente”, explica María de la Luz Zambrano, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM.
Asimismo aporta potasio, hierro y fósforo, razón por la cual se debe incluir en nuestra alimentación.
Sobre la idea de que la carne puede ser portadora de cisticercos, Zambrano detalla que “ya no es común que los cerdos tengan esta enfermedad gracias a las buenas prácticas pecuarias y agrícolas”.
México es el noveno productor de carne de cerdo y la exporta a China –consumidor número uno, seguido por la Unión Europea y Estados Unidos–, Japón y Corea.
Los cortes solomillo, lomo y pierna se caracterizan por su bajo contenido graso y aporte de lípidos oleico, palmítico y linoleico, los principales ácidos que contiene.
En contraste, “la chuleta, tocino y costilla, entre otros, tienen alto contenido de grasa y podrían contribuir al incremento de colesterol y triglicéridos”, menciona Zambrano, quien además recomienda comerla tres veces a la semana y combinarla con otros alimentos.