La intrusión y el robo de información que sufrió la Sedena, a manos del grupo de hackers “Guacamaya” no solo expuso la salud del Presidente de México, sino evidenció la insuficiencia en tecnológica de la información que envuelve al ejército.
Saqueo rampante
Fueron 6 terabytes de información robados, que en palabras simples podría significar más de 30 millones de archivos en PDF o millón y medio de fotografías.
Y es que pareciera que la ciberguridad de la Sedena estuvo a cargo de Joseph Jacobs, sí el australiano autor de “Los 3 Cochinitos”, pues bastó el soplo de un lobo digital para derrumbar la fortaleza que resguardaba reportes de seguridad nacional.
¿Qué sabemos hasta ahora?
Por un lado, El Presidente ha presentado problemas de salud y hasta hace poco, lo había vivido en secrecía, y por otro lado, una llamada entre Ovidio Guzmán Loera y su hermano Iván Archivaldo en medio del famoso “Culiacanazo”, con el fin de poner cese al fuego.
Finalmente, las rencillas entre altos mandos de la Sedena y la Marina también han sido ventiladas.
Acuse de recibo
Esta mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador, confirmó su desventurado estado de salud, con lo cual no solo asume su vulnerabilidad ante el pueblo, sino abre la puerta a la veracidad de toda información que sea revelada.
Seguridad de paja
La Sedena no solo le falló al Presidente, le falló a México, y resulta más preocupante justo cuando se discute la presencia militar al frente de la Guardia Nacional. Porque si así está la caseta, ¿Cómo estará el poblado?
Llegó el turno de construir una ciberseguridad militar de ladrillo y reconocer la negligencia y ligereza con la cual se veló por la información del Estado.
