Un día de terror, así fue como la Delegación de la Unión Europea en Myanmar describió la matanza de civiles desarmados, incluidos niños: 93 muertos en un solo día.
Un niño de cinco años se encontraba entre las al menos 13 personas asesinadas en la ciudad de Mandalay.
Tres personas, incluido un hombre que jugaba en un equipo de fútbol local sub-21, murieron en Yangon, la ciudad más grande de Myanmar.
“Nos están matando como pájaros o gallinas, incluso en nuestras casas, pero seguiremos protestando. Debemos luchar”, dicen inconformes.
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Soldados y policías asesinaron a decenas al reprimir protestas en la jornada más sangrienta desde el golpe militar que inició el 1 de febrero pasado.
Militares celebraban el Día de las Fuerzas Armadas con un desfile en la capital, mientras que en una veintena de ciudades y pueblos se arrancaban vidas a tiros.
Me siento tan desconsolada por la muerte de mi hijo. Yo le decía: “Hijo, eres muy joven. Si quieres seguir la protesta, yo te acompañaré". Pero ahora, está muerto. Esto me rompe el corazón, esas fueron las palabras que dio una madre de la familia a la prensa.
El conteo de las últimas horas solo incluye casos verificados, por lo que la cantidad real de víctimas sería mucho mayor.
En dos meses se han perdido más de 400 vidas, y es que la represión violenta por parte del ejército se ha convertido en una práctica frecuente.
Myanmar se ha transformado en un foco de tensión, en el que la autoridad lucha por mantener la opresión y el pueblo por alcanzar democracia.