Septiembre, el mes en que se ilumina el cielo con la pirotecnia
En San Mateo Tlalchichilpan, hay un taller de fuegos artificales, cuyo nombre es Pirotecnia Ovni, en referencia a la iluminación de estos objetos.
En San Mateo Tlalchichilpan, poblado de Almoloya de Juárez, una taller familiar se dedica a la producción de pirotecnia. | Fernanda Ortega
Este taller de pirotecnia es llevado por Fernando Fuentes y su familia. | Fernanda Ortega
Pirotecnia Ovni se inspiró en una empresa que le contrató hace más de 16 años llamada Omni. | Fernanda Ortega
El arte de la pirotecnia data de milenios y se ha adaptado a la tecnología de estos tiempos. | Fernanda Ortega
Los castillos y los piromusicales son los fuegos artificiales programados a través de una computadora en la fábrica de Fernanda. | Fernanda Ortega
Ante la polémica sobre el impacto ambiental que causa la pirotecnia, Fernando asegura que los actuales ya no contaminan. | Fernanda Ortega
En la oficina de Fernando además de reconocimientos, hay un Cristo de madera que sobrevivió a un incendio. | Fernanda Ortega
El talento de Fernando y perseverancia le han llevado a ganar los primeros lugares en concursos de pirotecnia en el mundo. | Fernanda Ortega
Fernando ha trabajado con el artista contemporáneo Cai Guo-Qiang, reconocido por sus obras con pólvora y explosivos. | Fernanda Ortega
En el taller de Fernando se usa azúcar glass para hacer humo de colores y cartón reciclado para las estructuras de sus castillos. | Fernanda Ortega
El sueño de esta fábrica es exportar a Estados Unidos, el mayor consumidor de juegos pirotécnicos del mundo.
| Fernanda Ortega
¿Cómo es posible que un polvo tan fino tenga el poder de detonar e iluminar el cielo de colores? | Fernanda Ortega
El firmamento despejado de Calimaya, pueblo mexiquense a 40 minutos de Toluca, es el lienzo perfecto para que Pirotecnia Ovni muestre sus artes del fuego. | Fernanda Ortega
En San Mateo Tlalchichilpan, poblado de Almoloya de Juárez, en el Estado de México, donde Fernando Fuentes ha dedicado su vida al oficio de la pirotecnia, el cual aprendió de su padre, quien a la vez aprendió del suyo.
Cuando se le pregunta acerca del nombre de su fábrica -Pirotecnia Ovni- Fernando cuenta que se inspiró en una empresa que le contrató hace más de 16 años llamada Omni, “además, los ovnis, iluminan el cielo, así que cobró más sentido nombrarnos así”, relata mientras supervisa el llenado de pólvora a un pequeño tubo de plástico, que formará parte de todo el arsenal que explotará días después en una fiesta mexicana.
Y aunque el arte de la pirotecnia data de milenios, esto no ha impedido que se adapte a la tecnología de estos tiempos. Computadoras, tornos y prensas adaptados exclusivamente para la pólvora, y hasta cerillos electrónicos, complementan el proceso artesanal de llenado y elaboración de los fuegos artificiales.