Un nuevo estudio ha encontrado una posible asociación entre la exposición a dos químicos comunes en productos de uso diario y el daño a células cerebrales específicas, lo que podría aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades como la esclerosis múltiple o trastornos del espectro autista.
La investigación, realizada por científicos de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland (Ohio) y la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE. UU. (EPA), es un paso importante para comprender mejor los factores ambientales que pueden contribuir a las enfermedades neurológicas.
¿Cuáles son los químicos en cuestión?
Los dos tipos de sustancias químicas identificadas en el estudio son:
- Compuestos de amonio cuaternario: Presentes en muchos productos de cuidado personal y desinfectantes, especialmente utilizados durante la pandemia de COVID-19.
- Retardantes de llama organofosforados: Se encuentran en una amplia gama de productos, desde electrónicos y muebles hasta plásticos y textiles.
¿Cómo afectan estos químicos al cerebro?
Los estudios en organoides (mini-órganos creados en laboratorio) y en cerebros de ratones en desarrollo mostraron que:
- Los compuestos de amonio cuaternario pueden causar la muerte de las células llamadas oligodendrocitos, responsables de crear la capa protectora de las neuronas.
- Los retardantes de llama organofosforados pueden impedir la maduración de estas mismas células.
¿Qué enfermedades están relacionadas con la pérdida de oligodendrocitos?
La pérdida de oligodendrocitos es un factor clave en el desarrollo de enfermedades como:
- Esclerosis múltiple
- Trastornos del espectro autista
- Otras enfermedades neurodegenerativas
Los investigadores sostienen que este estudio abre una nueva ventana para comprender el origen de las enfermedades neurológicas. Se necesitan más investigaciones para determinar:
- La cantidad y duración de la exposición a estos químicos que puede causar daño cerebral.
- El impacto en la salud de niños y adultos.
- Medidas para minimizar la exposición a estos químicos y proteger la salud pública.
Este estudio es un paso importante hacia la identificación de factores ambientales que pueden contribuir a las enfermedades neurológicas. A futuro, esta información podría ser utilizada para desarrollar estrategias de prevención y nuevas opciones de tratamiento.
Mientras se realizan más investigaciones, se recomienda:
- Leer las etiquetas de los productos y elegir aquellos que no contengan los químicos mencionados.
- Reducir el uso de desinfectantes y utilizar alternativas como agua y jabón.
- Ventilar bien los espacios interiores donde se utilizan productos con estos químicos.
Este estudio destaca la importancia de la investigación para comprender mejor las causas de las enfermedades neurológicas y desarrollar estrategias de prevención. La colaboración entre científicos y agencias gubernamentales como la EPA es fundamental para proteger la salud pública.
