Voto digital durante elecciones: Ni los Supersónicos lo imaginaron

Salir a votar emociona, pero pensar en filas interminables y el sol es una pesadilla, y cuesta mucho dinero. ¿Qué sería con el voto digital en elecciones?

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Escrito por: Lesli Jiménez Espinosa

Seamos honestos, cada vez que llega el día de ir a votar, ya sean elecciones presidenciales, municipales, de alcaldías o cualquiera que sea, además del entusiasmo de ir a las urnas y ejercer nuestro derecho al voto, da flojerita estar parado en largas filas…

O como me pasó a mi (y a muchos más), el día de la elección presidencial del 2018, me encontraba en el mágico y caluroso estado de Chihuahua y las casillas para foráneos en la ciudad se habían quedado sin boletas… ¿La opción? Recorrer 77 kilómetros para votar en el municipio de Meoqui.

Ahora pensemos en los mexicanos que residen en el extranjero, su travesía es aún mayor.

Actualmente podemos tomar consulta médica a través de una pantalla, ver en tiempo real la ubicación de algún contacto, comprar colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que se venda. Mientras nuestro proceso para votar no se moderniza.

Sin contar que dicho proceso, resulta altamente costoso (por la impresión de materiales), lento, antiecológico, obstaculiza el voto en el extranjero, y en muchas ocasiones, dificulta el sufragio de los mexicanos lejos de su domicilio. (Y ya ni hablemos de las urnas robadas, casillas quemadas o boletas perdidas…).

El voto digital sería un puente entre la humanidad y la tecnología

Pensar en la migración digital, no significa aventar todo a la tecnología y pedirle a “Alexa” que vaya al trabajo por nosotros, al contrario, y para muestra Yo, robot, de Isaac Asimov, el escritor ruso y profesor de bioquímica que lejos de revolucionar la ciencia ficción, estableció un puente lógico entre la humanidad y la tecnología.

En Yo, robot, encontramos 9 relatos ficticios, donde los humanos y la inteligencia artificial convergen. Asimismo, sitúa al lector en medio de dilemas éticos, conflictos emocionales con androides, el mal uso que le puede dar el hombre a la tecnología, y el desastre de la humanidad al perder el control sobre un robot.

Sin embargo, lejos del caos que podrían suponer dichos escenarios, Asimov utiliza sus relatos para dar una cátedra sencilla y sustanciosa, sobre la ética, la lógica y el humanismo aliado a la tecnología.

Imprimiendo en sus historias, las tres leyes de la robótica:

1. Un robot no debe hacer daño a la humanidad o ignorar al humano en caso de estar en peligro.

2. Un androide debe acatar las órdenes del ser humano, a menos que esas órdenes atenten contra la primera ley.

3. Un robot debe cuidar de su existencia, siempre y cuando sus medidas de protección no atenten con la primera ley.

¿Cómo optimizar el proceso democrático? Con el voto digital

Pensar en el voto digital, no es ciencia ficción o una petición de geeks “privilegiados”, es una alternativa inteligente para optimizar un proceso democrático.

Es decir; incorporar el voto digital en las elecciones, resultaría en un ahorro económico, en el cuidado al medio ambiente, facilitará el voto de los mexicanos en el extranjero y brindaría resultados en menor tiempo posible.

Y seamos honestos, el voto electrónico es una luz entre la tormenta que ha causado la propuesta de Reforma Electoral del presidente AMLO.

Sin embargo, la visión del presidente -aunque acertada- no nos coloca en el mundo ideal. Claro que es mejor votar en una máquina que en una papeleta. ¿Pero por qué no a través de nuestros celulares?

Todos los días, millones de personas confían en aplicaciones bancarias para salvaguardar lo más valioso: su dinero y patrimonio. ¿Por qué no usar la misma tecnología para salvaguardar algo igualmente valioso como el voto? La tecnología existe y las medidas de seguridad también. ¿Para qué quedarnos a mitad del camino?

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