Tras 11 días de hospitalización, Joaquín Sabina fue dado de alta después de la aparatosa caída que sufrió el pasado 12 de febrero en un concierto. Salió del Hospital Ruber Internacional de Madrid, mientras levantó el dedo pulgar en señal de que todo estaba bien y fumándose un cigarro.
Sus hijas, Rocío y Carmela, estuvieron en todo momento junto a su padre: se aseguraron de que salió estable de la Unidad de Cuidados Intensivos.
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La prensa captó el momento exacto en el que Joaquín abandonó el nosocomio en una camioneta negra y usando un sombrero que combinó con unas gafas de Sol.
Joan Manuel Serrat presenció el momento en vivo, pues se encontraba junto al cantante como parte de la gira No hay dos sin tres. El español de 76 años visitó múltiples veces a su amigo y confesó que Sabina no tenía planes de volver a la música pronto, pues estaba cansado.
Está cansado, si realmente estuviera animado para volver a los escenarios me preocuparía muchísimo
Está estable, aunque su recuperación va a ser muy lenta. Mucho más lenta de lo que la gente cree. Tiene antecedentes y una edad que obligan a que seamos cautos y Joaquín esté tranquilo
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