Arizona tiene en su poder pueblos mágicos que enamoran a sus visitantes con su historia, cultura y sobre todo, la belleza natural. Cerca de México se encuentra uno de estos destinos, considerado de los más bonitos para visitar, a unas 7 horas de Hermosillo, si se toma como referencia la distancia desde la frontera.
Se trata de Sedona, reconocida por sus formaciones rocosas de color rojo brillante que crean un paisaje único. Es un destino popular para el senderismo, las actividades al aire libre y la meditación, aunque también tiene una comunidad artística vibrante y numerosos spas y centros de bienestar.
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¿Qué actividades hacer en Sedona?
Las actividades más frecuentes en Sedona son la renta de bicicletas y equipos de senderismo para recorrer los infinitos paisajes de la zona. Para los amantes de la aventura en pedales, existe el evento anual de ciclismo llamado Sedona Century, un tour grupal que pasa por ruinas indias, atraviesa ríos y recorre calles históricas.
Se recomienda contratar algunos guías para entender mejor el lugar y conocer a los sanadores espirituales que han vivido en el pueblo desde hace muchos años, según los cuales el área tiene poderes extraordinarios para la meditación y la sanación. Visita Bell Rock, Airport Mesa, Cathedral Rock o el cañón de Boynton, el cual algunos sostienen que fue creado por vórtices de energía electromagnética.
Visitar el Castillo de Montezuma es una parada obligada, una construcción de 20 habitaciones impulsada por la tribu de granjeros Sinagua en el siglo XII. Es considerado por muchos como una de las estructuras históricas mejor conservadas del suroeste del país. Además, Sedona se vuelve el lugar ideal de Arizona para contemplar el cielo nocturno, gracias a la poca contaminación que existe.
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Sedona y las cuatro estaciones del año
Durante el invierno, Sedona se convierte en un refugio sereno que ofrece aire puro, senderos tranquilos y vistas impresionantes de rocas rojas cubiertas de nieve. En esta época, la escena culinaria del pueblo de Arizona sigue brillando, con amigables restaurantes que ofrecen platos cálidos de temporada que complementan la belleza del invierno, desde abundantes sopas hasta postres decadentes. La primavera y el otoño son los mejores momentos para visitar el lugar, ya que el verano es la época más cálida, con temperaturas que rondan los 35º C (95º F).
