Bajo el legado de una vida saludable, el tomar acción para mejorar nuestro organismo es esencial.
Sabemos que la vida puede ser una rutina; que el ocio y el sedentarismo nos han encaminado al descuido y a la falta de atención en nuestras actividades físicas.
Muchas veces omitimos caminar o correr un par de vueltas a la manzana; en ocasiones preferimos sacar el auto, en lugar de usar la bicicleta; otras tantas nos quedamos en casa en lugar de disfrutar el aire del exterior.
Todas estas acciones acostumbran al cuerpo a una vida sedentaria, en donde no se gasta energía, no se liberan endorfinas y por supuesto no se mejoran las capacidades físicas del organismo.
Para salir de ese círculo de inactividad y darle un impulso a tu salud, es importante incorporar ejercicios funcionales y útiles según el objetivo que se busque en la activación.
Comencemos por diferenciar los dos principales tipos de ejercicio:
- Actividades Aeróbicas: Son ideales si lo que quieres es que tu cuerpo empiece a quemar grasa y reducir los lípidos de tu organismo. Por ejemplo: caminar, bailar, nadar o correr.
- Actividades Anaeróbicas: Si tu objetivo es tonificar, fortalecer músculos, articulaciones, acelerar tu metabolismo y aumentar la masa muscular, los ejercicios anaeróbicos son tu mejor opción. Por ejemplo: gimnasio, abdominales, sentadillas o flexiones.
¿Conoces qué sucede en tu cuerpo cuando realizas actividades cardiovasculares aeróbicas o anaeróbicas?
El ejercicio aeróbico ayuda a mejorar el sistema cardíaco y a mejorar la resistencia del cuerpo; mientras que el ejercicio anaeróbico se centra en la masa muscular para mejorar la fuerza.
Con el ejercicio tu sangre fluye mejor, tu organismo se oxigena, reduces los niveles de colesterol y mejoras en todos los sentidos tu salud física y mental.
Es momento que tomes acción realizando ejercicio físico, el que sea de tu agrado. Lo importante es dar el primer paso, la primera brazada o el primer salto.
¿Qué esperas? ¡Cuida tu cuerpo y tu mente!
Vive con ejercicio
Vive Sin Drogas
