Este Cruz Azul ilusiona porque parece remar contra su historia. No es aquella máquina que se dejaba remontar, que “cruzazuleaba”, sino la que propone y saca resultados, incluso “a lo Atlas”. Tiene idea, iniciativa, dinamismo y gol.
Pocos recordarán que había quienes exigían la cabeza de Siboldi en el arranque del Clausura 2020 porque para el momento de suspender el torneo, Cruz Azul estaba líder y había derrotado al América.
La misma fortuna acompaña a Cruz Azul en el Guardianes 2020. Hasta cuando falla penales obtiene rebotes benéficos que terminan en gol, como el que convirtió “Cabecita” Rodríguez en la victoria 2-0 sobre Santos. Nuevamente la suerte se ejemplifica en su visita a Puebla. La Franja anotó primero, se encerró atrás y se dedicó a defender con un heroico Vikonis. Pero en tiempo de compensación, la Máquina encontró el gol del empate.
Mientras los aficionados que superan las tres o cuatro décadas de vida emiten un discurso más mesurado, porque ellos sí testificaron las “cruzazuleadas” originales, donde la máquina competía como “equipo grande”. Era protagonista y llegaba a finales, como la del Invierno ’99, en donde cae en la vuelta con gol de oro ante Pachuca. Y dos años más tarde ocurre una versión similar en la
vuelta de la final de la Copa Libertadores: Cruz Azul empata el marcador global, pero pierde en penales ante Boca Juniors.
Después de acumular años de derrotas en finales, planteles que ni siquiera clasificaban a la Liguilla y rachas eternas sin vencer al América, llegó la madre de todas las “cruzazuleadas”, precisamente ante las Águilas. En la final del Clausura 2013, el cuadro cementero desaprovechó una holgada ventaja en el marcador global, en tiempo de compensación Moises Muñoz dio el empate y en la tanda de penales cayó ante el América.
Por eso, tras vivir tanto dolor, sufrimiento, decepción y humillación, una parte de la afición cementera se mantiene agnóstica. Se reserva a creer porque sabe igual de probable que “esta sí sea la buena”, a que llegue un fracaso mayor a todos los ya conocidos: el padre de todas las “cruzazuleadas”.
Por Jorge Pinto.