Carta al aficionado cementero
A ti aficionado de Cruz Azul, te dedico este texto. Sé cuanto te duele la despedida de tu casa, la partida de tu propio estadio y la mudanza a la del rival odiado.
A ti, aficionado de Cruz Azul, te pido que recuerdes todos esos buenos y malos momentos vividos en la colonia Nochebuena; desde los partidos más malos, hasta los partidos de alarido, los partidos de jornada uno hasta las finales jugadas en tu estadio. Porque a pesar de las derrotas y de que ahí nunca pudiste levantar una copa, siempre te sentiste en casa.
Te pido que recuerdes todos esos momentos en donde te emocionaste, gritaste, saltaste, vibraste y lloraste por tu equipo. Aquellos partidos en donde fuiste a apoyar a tu Cruz Azul fuera contra el rival que fuera, sin importar la situación en la tabla y mucho menos en las condiciones en las que el partido se jugara.
A ti, aficionado de Cruz Azul, te pido que te tomes el tiempo de recordar el instante en que viste ese césped por primera vez, así como también el momento en donde juraste amor eterno a tu equipo en este lugar.
El Estadio Azul será un campo que todo amante de fútbol recordará, desde tú, aficionado incondicional, hasta tú, hincha rival que sufriste por tu equipo y que gozaste por la derrota cementera en el Azul.
A ti, aficionado de Cruz Azul, te pido que nunca olvides aquellas tardes en donde viste jugar al Chelito, presenciaste la contundencia de Hermosillo, cantaste los goles del Tito Villa y de Pavone, aplaudiste los vuelos del Conejo, vibraste con la entrega de Corona y sentiste el mismo amor que el Chaco por tus colores.
A ti, aficionado de Cruz Azul, te digo que no solo tú has perdido un estadio emblemático, sino también el aficionado de este hermoso deporte. Porque en cualquier parte que estuvieras, la vista a la cancha era agradable y sumamente buena, así como la afición celeste, quien te hacía sentir en un lugar tranquilo y familiar tanto afuera como adentro del inmueble, aunque fueras apoyando al equipo rival.
A ti, amigo cementero, te pido que nunca olvides a tu Estadio Azul y toda esa magia que sentiste en este lugar.
Texto de Roberto Talavera
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