Saldívar tiene a Pumas en la Liguilla

El cancerbero de Pumas tuvo una tarde de ensueño en La Comarca Lagunera

Azteca Deportes
Liga MX
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CIUDAD DE MÉXICO.- Reconozco ser crítico recalcitrante de las actuaciones de Alfredo Saldívar, guardameta de nuestros queridos Pumas. No es fácil defender la portería de un equipo tan importante, nos dejaron muy mal acostumbrados Jorge Campos, Adolfo Rios, Olaf Heredia, Sergio Bernal que también en su momento se “comieron” cada gol que queríamos mandarlos muy lejos -ustedes saben a donde, no hace falta poner esas palabrotas.

Lo de Saldívar es tan raro, llega a tener partidos tan ridículos como monumentales; tan irregulares como sobresalientes, tan inseguros como serenos. He declarado en varías ocasiones que Pumas debería tener otro portero, un personaje de más jerarquía, tipo Marchesin, Sosa, Corona o Talavera, pero después de lo que Saldívar atajó frente a Santos, te motiva a darle por enésima vez el beneficio de la duda.

En La Comarca fue el mejor de la UNAM: protagonista sin discusión, cargó con esa pesada losa del término, apareció cuando tenía que hacerlo, le dio confianza al equipo, salvó a los auriazules de una goleada, fue valiente para salir por el balón que le retrasó mal González, corrigió errores de sus compañeros, estuvo inspirado; le faltó salir en hombros pero fue abrazado, besado y felicitado en el campo.

Debutar como guardameta en Pumas lleva su tiempo, pueden pasar muchos años, basta recordar casos como los de Sergio Bernal, Alejandro Palacios y el propio Saldívar. La portería de los universitarios es celosa, se encariña con la gente; si eres bueno, difícil que te quiera soltar. Desde los 80’s hasta la fecha podemos contar a Olaf Heredia, Jorge Espinoza, Adolfo Rios, Jorge Campos, Javier Lavallén (argentino de no muy buenos recuerdos), Esdras Rangel, Sergio Bernal, Alejandro Palacios y Alfredo Saldívar.

El actual portero de nuestros queridos Pumas necesita ser más regular en su desempeño, ser más líder, más exacto, conectar mejor con los aficionados; no está exento de errores, pero tratar que sean los menos posibles. Si puede ser perfecto, mejor -jajajajajajaja, es lo que uno quisiera.

Dejémoslo trabajar y cuestionemos a Saldívar cuando así lo requiera. Construyamos para bien de su carrera, destruyamos cuando sea inevitable. Por cierto, felicidades a Saldívar por el nacimiento de su hijo, después del partido en Torreón le dedicó su actuación al pequeño.

Por Gerardo Melín

@elmagazo

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