Hace una semana escribía como la NFL a través de un comunicado de prensa le daba a conocer a las 32 organizaciones que existirían sanciones ejemplares para aquellos jugadores o entrenadores que no cumplieran con los protocolos dentro de los estadios a lo largo de la temporada.
Muchos lo dejaron en visto, como un: “ah ok, gracias por avisarme” y se les escapo de su panorama. El lunes por la mañana se daba a conocer la sanción a los entrenadores Vic Fangio de Denver, Kyle Shanahan de San Francisco, Pete Carroll de Seattle que debido a que no portaron el cubrebocas como es indicado para salvaguardar su integridad y la del resto de los asistentes deberán pagar una multa de 100 mil dólares.
Poniéndolo en pesos, tendrán que pagar 2 millones 210 mil pesos por no usarlo bien y a esto se adiciona la multa de 250 mil dólares al equipo.
Esto se daba a conocer por la mañana del lunes y en la noche caían más miles de dólares a las arcas de la NFL después de que Sean Payton y Jon Gruden se unieran al club de los multados junto a sus equipos.
Después de ver las barbas del vecino cortar, o en este caso la cuenta de banco adelgazar, dudo que haya algún valiente que decida no portar debidamente el cubrebocas dentro de los partidos de la liga.