La frase que mejor resume lo que sucede con Dallas Cowboys en 2019 la escuche de alguien más, quien tristemente no recuerdo el nombre: “Dallas tiene jugadores con talento para estar 10-3 pero un Coach para estar 3-10, por eso tiene marca de 6-7”. Todo quedó dicho.
A Dallas se le critica todo, que si el dueño Jerry Jones se mete mucho en las decisiones del equipo, que si el quarterback Prescott no vale 40 millones, que si Elliott ya no es el mismo corredor de hace 2 años, que si los asistentes no están haciendo bien su trabajo y, sobre todo, se critica al Head Coach, Jason Garrett quien realmente es el principal (no único) responsable del mal paso de Dallas.
Dividamos por parte, el trabajo de un Gerente General es armar un equipo repleto de talento y que se complemente bien, o sea poner buenos recursos deportivo a servicio del entrenador. Cumplido
La parte de los jugadores es mantenerse sanos, bien entrenados, preparados y dejarse de tonterías extra cancha lo que dura la temporada. Cumplido.
La tarea del Coach es hacer que ese equipo que te entregó la directiva y el talento que tienen los jugadores, lo administres de buena forma para que entregues resultados buenos. Ahí está el fallo.
La culpa siempre tendría que ser repartido en un mundo de justicia pero en un mundo de resultados, como lo es el de los deportes, siempre se necesita un chivo expiatorio para calmar a los aficionados. Garrett, este año es ambos, culpable original y chivo expiatorio. Pero como no hay mal que dure cien años, todo indica que al final de esta temporada, sea el resultado que sea para Dallas, será el fin de la era de Jason Garrett.