Si el fútbol mundial tiene un salón de la fama, sin duda alguna, uno de los lugares de honor lo ocupa Ronaldinho. El precursor del Joga Bonito, que tiene en su carrera 35 goles y 102 partidos jugados con la selección brasileña, y la increíble cantidad de 266 goles anotados en su trayectoria futbolística en los clubes más prestigiosos del mundo, pasó una temporada jugando en México nada más y nada menos que con los Gallos Blancos de Querétaro.
Entre el 2014 y el 2015, el mediocampista de carismática sonrisa pisó el césped del Estadio Corregidora para defender la playera del Querétaro.
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Fichado por dos millones de euros, según estimaciones, su estancia en México logró darle al club más de 8 millones de dólares en entradas y ventas de camisetas. Y es que el fugaz paso de Ronaldinho por el país llenó de ilusión a los fans del fútbol, quienes agotaron en tan solo 48 horas todas las entradas de la temporada para verlo jugar.
De pronto, México vivió una fiebre por el carioca. Y a pesar de que durante su debut tuvo una actuación muy modesta, donde incluso falló un penal contra Monterrey, durante los 29 partidos que jugó logró marcar 8 goles y hacer 8 asistencias. La mayoría de ellos fueron a balón parado, tal es el caso de los penales que anotó contra Chivas y Morelia, o el golazo que hizo contra Atlas durante un tiro libre y el que anotó contra Veracruz en un error garrafal del arquero Melitón Hernández. Además del doblete que hizo contra el América.
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El jugador, que en ese momento tenía 34 años, pasó una temporada muy tranquila en la capital queretana, y tras meses de jugar en el país, terminó su contrato y regresó al fútbol brasileño para retirarse en el Fluminense; después de una increíble trayectoria que incluyó el paso imborrable por clubes como Milán, PSG y Barcelona, donde compartió vestidor con Rafa Márquez.
Su fugaz paso por el fútbol mexicano consolidó a Querétaro como una de las capitales nacionales del fútbol, y un lugar preferido para vivir, para los fans del balompié.
