Es el día 22 de enero del 2017. El balón viaja por los aires. Ryan Mason, jugador del Hull City se levanta dentro del área para rechazar una pelota que amenaza la meta de su equipo, pero su cabeza choca con la de Gary Cahill, entonces jugador del Chelsea.
El estruendoso sonido del impacto inmediatamente enciende las alarmas y entran las asistencias, mientras el jugador, aún consciente, se agarra la cabeza: sabe que algo no está bien.
En el entorno del futbol inglés aún se recuerda con una crudeza reciente aquella acción que todos quisieran olvidar, sobre todo el exfutbolista, quien con tan solo 26 años, y tras asegurar que “regresaría más fuerte”, tuvo que aceptar que el futbol había acabado para él.
La pesadilla se ha repetido este fin de semana
. En la misma liga, del mismo lado del campo, aunque aún sin un desenlace definido. En una jugada desafortunada, el mejor delantero mexicano del momento, Raúl Jiménez, ha sufrido el desafortunado Deja Vú que llevó a Mason al retiro: una fractura de cráneo.
Las primeras noticias sobre su evolución médica son favorables. Informe motivante cuando apenas han pasado horas del accidente . Sin duda, la primera tarea será asegurarse de que la estrella del Wolverhampton y la Selección Mexicana, esté definitivamente fuera de todo peligro en términos de salud.
El incidente, en primer lugar devastador para Raúl Jiménez, sus seres queridos, y después para todos los mexicanos, llega en el mejor momento de su carrera. La única buena noticia (después de su evolución médica) dentro de todo esto, es que si hay algo que Raúl ha demostrado tener de acero, es su mentalidad. Quizá una tan fuerte como para volver a pisar una cancha de futbol.