El mundo necesita saberlo: el régimen actual está asfixiando a quienes dicen la verdad, librando una guerra contra la transparencia y borrando cualquier esperanza de que quienes están en el poder rindan cuentas.
El desmantelamiento de las instituciones
Durante décadas, México construyó instituciones para exigir cuentas al gobierno. El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales —INAI— fue una piedra angular. Obligó a abrir los libros del gobierno, expuso la corrupción y protegió los derechos de la ciudadanía. Pero en marzo de 2025, el partido gobernante Morena disolvió el INAI, calificándolo como una medida de ahorro. Pero esto no fue una reforma: fue una toma de poder.
¿Cómo llegamos hasta aquí?¿Cómo llegamos a este punto? Bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum, siguiendo el manual de su antecesor, el gobierno ha ido desmantelando lenta pero sistemáticamente la supervisión independiente.
De los estados de México, 10 ya han perdido sus organismos de transparencia, 12 han aprobado reformas para eliminarlos y 6 están al borde de hacerlo.
Quienes debían vigilar a nuestros funcionarios públicos están siendo borrados uno a uno.
Opacidad y falta de rendición de cuentas
Hoy, el régimen actual controla de manera estricta el flujo de la información. Los contribuyentes permanecen en la oscuridad sobre cómo se gasta su dinero. Los escándalos de corrupción se acumulan sin que haya consecuencias.
Basta ver el caso de Pemex, la empresa petrolera del Estado, donde han surgido acusaciones de sobornos vinculados a contratos de alto nivel, reveladas por autoridades de Estados Unidos.
Los proyectos insignia del gobierno de Morena —la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA)— pasaron de un costo total planeado de 25 mil millones de dólares a 59 mil millones, un sobrecosto de 34 mil millones, de acuerdo con México Evalúa. Y nadie ha rendido cuentas.
Reacciones internacionales
Estados Unidos, la ONU y organismos globales anticorrupción como Transparencia Internacional están condenando el desmantelamiento del INAI, advirtiendo que pone en riesgo acuerdos comerciales transfronterizos, erosiona la protección de los derechos humanos y debilita los esfuerzos anticorrupción.
La OCDE ha señalado estas acciones como un retroceso democrático, mientras que diplomáticos de la Unión Europea han expresado su preocupación por los riesgos a la inversión derivados de un desmantelamiento sistemático de la transparencia.