En Contexto: Incertidumbre por la muerte del presidente de Irán, Raisi ¿Qué pasará?

Irán se alimenta del caos, es su zona de confort, pues siempre está en una u otra crisis. Ahora mismo, en Teherán la situación está tensa. El presidente se murió en un accidente en helicóptero.

La gente corre de quí para allá, de allá para acá, como gallinas sin cabeza preguntándose “¿qué vamos a hacer?”

Sin embargo, hay que guardar la calma, ya que en Irán existe una figura superior a presidente: el ayatolá. En este caso, el cargo de ayatolá lo tiene Alí Jamenei, quien es líder supremo desde 1989.

Tiene 85 años y es el jefe de Estado y comandante de las Fuerzas Armadas del país asiático. Además, ostenta la autoridad sobre la Policía Nacional y la Policía de la Moral, esa que encarcela mujeres por no taparse el pelo y la misma que torturó hasta la muerte a Masha Amini.

En este sentido, no debemos olvidar que en Irán la máxima autoridad es el clero, es decir, los religiosos, quienes se rigen por la teocracia islámica.

Esto quiere decir que el país no se queda a la deriva, ya que este hombre, Alí Jamenei, nombró de inmediato al vicepresidente como presidente interino. Luego de esto tiene 50 días para convocar a elecciones.

Respecto a esto, ¿hay oposición?, digamos que sí, pues, por un lado, están los iraníes de ideología moderada y los conservadores de mano dura. Así que la nación no es tan democrática como pensaríamos.

Es algo parecido a Venezuela, Nicaragua, Cuba o Rusia, que de hecho son cuates de Irán. Por lo tanto, se tiene un concepto extraño de democracia.

Es así que el posible escenario es postular a un solo hombre de línea dura y leal al líder supremo para que gane sin contratiempos unas elecciones aburridas.