A pesar del miedo que puedan sentir, las empleadas del hogar dejan sus casas, equipadas con cubrebocas, caretas, gel antibacterial, un cambio de ropa y zapatos, que su patrona les pide como medida de sanidad para asegurarse de que cualquier virus pueda ser eliminado y evitar que pase a sus moradas.
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La secretaria general colegiada del Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar (SINACTRAHO) dio a conocer que, en México, debido a la pandemia del covid-19, al menos 24 millones de trabajadoras domésticas viven en condiciones extremas, complejas y dolorosas, el 93 por ciento de las mujeres son jefas de hogar, mientras que otras tienen que cuidar de sus padres.
Desafortunadamente, sólo 20 mil trabajadoras domésticas poseen IMSS, lo que representa el 2 por ciento de las trabajadoras en el país. La mayoría de los empleos no tienen seguridad social ni protección contra accidentes o enfermedades (como el coronavirus), enfermedad que también ha afectado esta ocupación.
Las cifras del SINACTRAHO revelan que la mayoría de las trabajadoras domésticas se encuentran en la CDMX, y muchas de ellas deben trasladarse entre las metrópolis del Estado de México a la capital del país para trabajar en las casas y apartamentos de otras personas. La mayoría de estos trabajos tienen un acuerdo de servicio laboral de tan sólo un día, dos o tres veces por semana, y solo una pequeña parte de los que trabajan en el sitio están de planta con un salario fijo.
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Con la llegada del covid-19, el 50 por cierto de ellas fueron despedidas sin que se les entregara algún tipo de indemnización, o simplemente recurrieron a “descansarlas” sin ningún tipo de pago hasta nuevo aviso; algunas otras reciben dinero parcial que no cubre el salario mínimo. Quienes enfermaron, se tuvieron que aislar un tiempo sin recibir algún tipo de ingreso.