Fueron dados de alta 78 de los 94 policías capitalinos que resultaron lesionados durante los disturbios ocurridos en la marcha del 2 de octubre en la Ciudad de México. De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), tres de ellos continúan delicados de salud y permanecen bajo observación médica.
Autoridades informaron que la mayoría de los elementos heridos ya retomaron su recuperación en casa y que se espera que este domingo otros uniformados reciban también su alta médica. En total, participaron más de mil efectivos en las labores de contención durante la jornada.
Las lesiones más comunes fueron por golpes, quemaduras leves y contusiones, derivadas de los enfrentamientos y agresiones directas hacia las mujeres policías que formaban parte del operativo de seguridad. La SSC reiteró su respaldo institucional y confirmó que los elementos recibirán seguimiento psicológico y médico en los próximos días.
Borran huellas de violencia
Mientras los policías se recuperan, el Centro Histórico de la CDMX intenta regresar a la normalidad. Trabajadores y locatarios dedican sus días a limpiar y reparar los daños materiales tras una marcha que derivó en agresiones, rapiña y robos millonarios.
“Estamos muy afectados porque aquí trabajamos por comisión. Nos asaltaron, nos robaron. Muchos de nuestros clientes ya no quieren venir porque dicen que esto fue un caos terrible”, contó Carmen, empleada de una joyería del corredor Madero.
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Su compañera Fabiola, supervisora de otra tienda, explicó que apenas unas horas después de los disturbios regresaron a trabajar: “Estuvimos toda la noche limpiando para tener nuestra tienda lista. Al final, tenemos que seguir vendiendo porque de eso vivimos”.
Los comerciantes esperan reunirse con las autoridades en los próximos días para solicitar algún tipo de apoyo o compensación por las pérdidas. “Nos dijeron que habrá una cita para escuchar nuestras peticiones, pero todavía no sabemos si nos ayudarán o no”, lamentó Carmen.
Indignación y miedo entre visitantes
Entre el turismo y los transeúntes del Centro Histórico, persiste la indignación. Andrea Márquez Sánchez, visitante de la capital, compartió su sentir:
“A mí lo que me dolió como mujer fue ver a la policía tirada en el piso en llamas. Eso no está bien. Y también los que entraron a robar a la joyería. Eso ya no es manifestación, eso es vandalismo. Y todos con la cara tapada. Si no vas a hacer nada malo, da la cara”.
Con el paso de los días, la ciudad se sacude las cenizas de la violencia, pero el eco de los golpes, el miedo y la indignación permanecen como recordatorio de una tarde en la que la protesta se convirtió en agresión.