San Judas Tadeo viaja en el Metro capitalino desde temprano

Desde temprano, San Judas Tadeo, el santo de las causas difíciles y desesperadas, ya viajaba en los trenes del Metro de la Ciudad de México.

Escrito por: Notimex
Crónicas de la ciudad: Iglesia de San Judas Tadeo

Desde temprano, San Judas Tadeo, el santo de las causas difíciles y desesperadas, ya viajaba en los trenes del Metro de la Ciudad de México.


En la estación Chabacano del Sistema de Transporte Colectivo, donde se hace el trasborde de la Línea 9 con la Línea 2, en los andenes esperan los feligreses pacientes para subirse a la “Línea Azul” (2) del Metro, que va de Cuatro Caminos a Tasqueña, y cargan sus esculturas o imágenes de San Judas, algunas de tamaño natural, hasta las comunes, que son pequeñas réplicas y viajan entre los brazos.

El objetivo es llegar al templo de San Hipólito, ahí saliendo de la estación Hidalgo, donde ya desde las 11 de la mañana, sobre la avenida del mismo nombre esquina con Paseo de la Reforma, la gente se forma junto con sus imágenes para poder entrar a la iglesia y que los curas bendigan sus santitos que les ha “hecho muchos milagros”.


Mientras esperan en una fila desordenada para poder entrar al templo, los vendedores de veladoras y cuadritos aprovechan para ofrecer sus ofertas de ceras en vaso a 10 pesos, mientras que otros, instalados abajo de la banqueta sobre avenida Hidalgo, comercian rosarios e imágenes de todos tamaños.

Juan Carlos, acompañado de su esposa Sofía, ambos de más de 60 años, comentó que durante 10 años a venido todos los años para que le bendigan la imagen de su santo que siempre lo escucha y le ha concedido muchos milagros, cómo el último que le concedió este 2018, al poder salir del hospital y cargar una vez más los peregrinos.


Alicia, de 35 años, acompañada de su hija de siete, Sarita, viene también todos los años porque prometió que si su niña vivía y nacía bien, ella no dejaría de estar aquí cada 28 de octubre, en la fiesta grande, para agradécele que le hizo el milagro de estar con su bebé.

También, como perdió su trabajo por cuidar a su hija chiquita, le pido a San Judas con todas sus fuerzas que le abriera las puertas laborales, y ya tiene tres años que entró a un empleo como secretaria, donde tiene prestaciones de ley y gana lo justo para estar bien con su hija, pues es madre soltera y aunque le ayuda su mamá, ella tiene que mantener a su pequeña.


Así, entre puestos y la calle repleta de gente, familias enteras vienen a agradecer a San Judas sus milagros, entre ellas, una pareja de jóvenes con un bebito de 28 días de nacido, para agradecer estar los tres juntos. Vienen desde Toluca, la capital del Estado de México, y llegaron pasadas las 9 de la mañana a la estación del Metro Observatorio, al poniente de la Ciudad de México, para transportarse y llegar a la iglesia de San Hipólito, lo cual no fue difícil, pero si tardada la espera para entrar al templo.

Los cuetes no dejan de retumbar en la calle, mientras que miles de feligreses siguen llegando a este lugar con rostros de paciencia, pues Carlos, de 45 años, viene a jurar (para no tomar) y promete a San Judas que si le concede encontrar trabajo, deja de “beber”. Lo acompañan su hijo de ocho años y su esposa, quienes nunca lo dejan solo, el viene dese hace cinco años ver a “San Juditas”.


Lo puestos de alimentos proliferaron este día alrededor del templo de San Hipólito, pero la gente casi no se detiene a comer, sólo a comprar veladoras o imágenes del santo.

En la espera, ya cerca de la puerta de la iglesia, mujeres y hombres de todas las edades, niños y niñas, y adolescentes aguardan su turno para ingresar, hincarse y darle gracias, dice una señora: “Aunque me cuesta trabajo hincarme, sólo lo hago cuando vengo aquí cada año, además mis hijos me ayudan, es lo menos que puedo hacer”.


Por la hora, muchos querían escuchar la misa de 12, y cuando se acercan al templo se escuchan los cánticos de cada año. La gente con flores y santos cargando siguen en las calles.

Las misas se pueden escuchar en la vía pública, a través de los altavoces que hay y los cantos que se hacen como parte de la conmemoración religiosa se combinan con el sonido de un cuerno y los tambores que se escuchan a lo lejos de grupos de danzantes prehispánicos que también festejan al santo.


Por supuesto se oye música de mariachi en honor a San Judas. Y así sigue el día y la tarde, mientras más tiempo pasa más gente llega y se agolpa sobre toda la avenida Hidalgo, sobre las banquetas, sin importar los puestos.

Los comerciantes están a las vivas para vender las veladoras, en vaso a 10 pesos, ramitos de gardenias, también a 10, y las imágenes, de todos tamaños y diferentes precios, desde 30 pesos hasta 200 o 300, incluso más caras las de tamaño natural, aunque muchos llegan cargando a su santito desde su casa, pues es el mismo y lo traen cada año para reforzar su promesa y que lo bendigan.

Las misas siguen una tras otra todo el día, tarde y noche, y las filas para entrar a la iglesia también. Se hace por Paseo de la Reforma, y para no provocar desorden van dejando entrar poco a poco cada una de estas filas de feligreses que esperan para tener la oportunidad de venerar a su santo “en persona”.

Los niños se desesperan al estar formados para entrar, por lo que un señor, con gran paciencia, explica a un menor de seis años que empezaba a llorar y a pedir que lo cargaran: “Espera, vamos a entrar a la casa de Dios y ahí vive San Judas, lo vamos a ver en persona”, y el niño se consoló y dejo de gemir.

Algunos menores de edad llegaron vestidos como San Judas, en honor al santo, que además cada 28 de mes se festeja, pero la fiesta mayor, “la mera mera, es el 28 de octubre”, y es por eso que la gente viene en grupos, en peregrinaciones, pero es tanta que no se distingue quienes son peregrinos, quienes van en familia y quienes solos, algunos con los niños buen agarrados, aunque lloren.

Al terminar misa, el padre convoca a que compren un detallito para apoyar la causa, como agua de San Judas, la cual aseguró que es potable y se puede beber con confianza, al final pidió también un aplauso, porque les dijo que es un día de fiesta, y también echaron porras, mientras los misioneros arrojan agua bendita para bendecir las imágenes, veladoras y lo que lleven los devotos de San Judas Tadeo.

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Escrito por: Notimex

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