La historia de la Unidad Canina de la Policía Federal comenzó un 16 de abril de 1989 y desde esa fecha ha colaborado en operativos de detección de armamento, estupefacientes, artefactos explosivos, papel moneda, búsqueda y rescate de personas, cadáveres e intervención en operaciones especiales cuando así sea requerido.
Con el propósito de realizar revisiones en centrales camioneras, aeropuertos, puertos marítimos, paqueterías y puntos de revisiones carreteros colabora con otras instituciones policiales de los tres órdenes de gobierno para acciones más eficaces.
Entre sus propósitos se encuentra la implementación de planes, políticas y estrategias para la crianza, selección, adiestramiento, capacitación y supervisión de las y los oficiales caninos.
De acuerdo con su sitio web “aplica las políticas de cuidado, atención, alimentación y aprovechamiento de las capacidades de los oficiales caninos por parte de los manejadores, instructores y capacitadores, a fin de cumplir con los mecanismos de evaluación, certificación y registro”.
Asimismo, como lo ha hecho por tres décadas, capacita y profesionaliza de forma permanente a sus manejadores caninos en diversas operaciones. A 30 años de su creación cuenta con 166 ejemplares de cinco diferentes razas: pastor alemán, belga, holandés, labrador y, un xoloitzcuintle.
La Unidad Canina de la Policía Federal cuenta con reconocimiento nacional e internacional por lo que intercambia conocimiento y brinda asesoría con organismos extranjeros.
Ejemplo de ello es su participación en Haití y Guatemala y, por supuesto, durante el sismo de septiembre de 2017 en nuestro país.
Como parte de la Iniciativa Mérida, el gobierno de Estados Unidos ha donado 208 ejemplares caninos, ha apoyado con equipamiento médico, en tanto que el personal de la unidad canina ha recibido capacitación en Guatemala, Perú, Canadá y Estados Unidos.
Los canes al cumplir 9 años de servicio son jubilados y adoptados por una familia responsable.
