Libertad de expresión, una frase tan sonada y tan marchita. Vivimos en una América Latina tan corrupta, tan impune que parece que lo que nos queda como comunicadores es evidenciarlo y evitar que el ciudadano se acostumbre a vivir en silencio.
El gran problema es que a los gobiernos no les gusta la prensa, por eso somos la voz incomoda. Hay periodistas que han destapado enormes tramas de corrupción, de narcotráfico de Estado, de abusos de poder, de impunidad y me podría seguir porque la lista es larga.
Por esa misma razón, el periódico de Guatemala, publicó su última edición y cerró sus puertas. Su director se convirtió en un perseguido político, porque aprobó que se publicaran cosas que al presidente simplemente no le gustaron, fueron más de 200 investigaciones periodísticas.
Las investigaciones del periódico de Guatemala
Por ejemplo, en plena época de la pandemia de Covid-19, los periodistas detectaron la compra irregular de vacunas, a precios muy altos, solo para los más cercanos al presidente del país. Mientras, los guatemaltecos se morían.
¿Quién pierde realmente cuando se silencia un medio de comunicación? La ciudadanía misma, hoy es el caso de nuestro vecino del sur: Guatemala. Y es justo lo que jamás podemos permitir en nuestro México.
Cuba, Nicaragua y Venezuela son el ejemplo perfecto de lo que no debemos permitir, silenciar a la prensa no es opción, eso sería como darle carta abierta a los del poder para que hagan y deshagan. Y si nadie se entera, mejor.
La libertad de expresión jamás puede morir, eso téngalo por seguro, El Periódico hoy es un muerto más de los tantos que se contabilizan en esta región, pero nadie habla de eso, es un tema ignorado, y que mañana alguien recordará con nostalgia y añoranza de libertad.
Un anhelo de expresar, que posiblemente venga de usted. Ojalá tenga una ventana desde dónde hacerlo.
