A 52 años de los Juegos Olímpicos de México 1968

Sin duda el momento más emotivo fue cuando apareció la Delegación Mexicana, cuya sola presencia generó decibeles tan altos, que poco se podía escuchar.

Gerardo Vargas
Competencias
Enriqueta Basillo

Se cumplen 52 años del día que México fue casa de los Juegos Olímpicos. Era un 12 de octubre de 1968, apenas 10 días después de una de las tragedias sociales más impactantes de la historia de nuestro país por lo ocurrido en Tlatelolco; era momento de unidad y de mostrar otra cara al mundo.

La televisión no enseñó nunca los tanques con militares que estaban postrados a las afueras del Estadio Universitario, abarrotado de gente que esperaba con ilusión un hecho único, el desfile de las 112 delegaciones que se prestaban listas para competir durante dos semanas para reclamar la supremacia deportiva de todo el mundo.

Millones pudieron ver la Ceremonia de Apertura

Así, cerca de 600 millones de televidentes, atestiguaron cómo Avery Brundage, Presidente del Comité Olímpico Internacional, y Pedro Ramírez Vázquez, Presidente del Comité Organizador, daban inicio al recorrido de naciones que, como es toda una tradición, arrancaba con Grecia a la cabeza.

Por cerca de cuarenta minutos desfilaron por la flamante pista de tartán cada una de las delegaciones que iban acompañadas por un cadete del Colegio Militar que portaba un letrero con el nombre de cada país.

Sin duda el momento más emotivo fue cuando apareció la Delegación Mexicana, cuya sola presencia generó decibeles tan altos, que poco se podía escuchar dentro del inmueble. David Bárcena, de pentatlón, era el abanderado y pasó frente al palco presidencial y realizó el saludo protocolario al jefe de Estado Gustavo Díaz Ordaz.

Vinieron entonces un par de discursos contrastantes, mientras Avery Brundage aseguró que “el ideal olímpico de los pueblos es aprender a vivir en armonía”, el Presidente de México simplemente dijo:

Hoy, 12 de octubre de 1968, declaro inaugurados los Juegos Olímpicos de México, que conmemoran la XIX olimpiada de la era moderna
Gustavo Díaz Ordaz

52 años después los ecos mediáticos aún siguen rescatando uno de los instantes más bellos de la historia del olimpismo. Pasado el mediodía, la mexicana Enriqueta Basilio hizo su aparición para recorrer los 90 escalones que daban camino al pebetero, así se tomó un momento que ha trascendido la barrera de la temporalidad, y mostró el fuego olímpico para luego encedender la flama de los Juegos de México de 1968.

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