Con la salida de Mario Carrillo en el Apertura 2005, tras caer de manera penosa ante Tigres en cuartos de final, luego de ser el mejor equipo en fase regular, con la cabeza caliente decidieron echar al Capelo.
Los nombres emergieron en la directiva azulcrema, entrenadores top mexicanos, así como internacionales sonaban para llegar a Coapa, pero Manuel Lapuente sorprendió con el nombramiento de Víctor Manuel Aguado quien era el Secretario técnico de la institución.
Pero lo verdaderamente bizarro de esta decisión es que al tiempo los ojos de Azteca Deportes se dieron cuenta que Lapuente dirigía desde el palco y Aguado ejecutaba las órdenes, mostrando que aún estaba verde para dirigir y más aún al América.
Para ponerle modernidad al asunto, se comunicaban con una diadema tipo Call Center, y lo mejor de todo es que la patrocinaron.
Acerca del polémico tema de la diadema, en ese entonces el Presidente del América, Guillermo Cañedo comentó que no entendía el morbo alrededor de ese tema y afirmó que Aguado está en la cancha y toma las decisiones, más allá de que sea auxiliado desde la tribuna.
Pero ni para seguir órdenes sirvió Aguado, parecía que hacía un teléfono descompuesto y los resultados nada más no se daban.
Cañedo, anunció que Manuel Lapuente, campeón en el Verano 2002 regresaría como técnico del América y Aguado a su puesto anterior.
“La Directiva del América ha decidido hacer algunas moficaciones en la estructura del Cuerpo Técnico del equipo pidiendo al señor Víctor Manuel Aguado que se reintegre a la Secretaría Técnica del club y pidiendo al señor Manuel Lapuente que asuma la Dirección Técnica del club”, explicó Cañedo en el lejano 2006.
