Ciudad de México.- Las figuras e aquella ‘Celeste’ eran José Nasazzi y Héctor Scarone, sin embargo había un jugador de nombre Héctor Castro que llamaba poderosamente la atención.
Castro accidentalmente se cortó el brazo derecho con una sierra cuando apenas tenía 13 años de edad, pero eso no detuvo su carrera en el futbol. Deslumbró con su talento en El Nacional de su país y se ganó el apodo del “Manco Divino”.
Ese talento lo llevó a la selección uruguaya y la vida le tenía reservado el placer de ser el primer uruguayo en marcar gol en una Copa del Mundo cuando le anotó a Perú en la edición de 1930.
Castro también marcó en la gran final del torneo para sellar el triunfo de 4-2 de Uruguay sobre Argentina y de esta manera proclamarse junto con la escuadra charrúa como el primer campeón de la historia de los mundiales.
Al final del partido la gente gritaba en la tribuna que “Viva Castro, que Viva el ‘Manco Divino’”.
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