El Callejón del Beso en Guanajuato es uno de los sitios turísticos que mayor interés y popularidad genera al interior del estado, pues desde principios del siglo XX, su leyenda y particularidad arquitectónica ha provocado que miles de turistas y parejas acudan al lugar para tomarse fotografías.
Por este motivo, sorprendió la noticia de que, a partir de este 5 de octubre y por primera vez en la historia, el Callejón del Beso fue clausurado por parte de la Dirección de Imagen Urbana y Gestión del Centro Histórico, esto debido a los interminables conflictos ocasionados por los dueños de los balcones que dieron fama al lugar.
A través del Enlace de Comunicación de Desarrollo Turístico de Guanajuato se informó a TV Azteca que el cierre fue derivado por el conflicto de los dueños con fotógrafos y comerciantes, quienes pretendían la exclusividad de la zona y que llegaron a alterar el orden público.
De tal forma, vale la pena recordar cuál es la leyenda que esconde el Callejón del Beso, la cual ha popularizado entre miles de parejas mexicanas y extranjeras las tradicionales fotos desde los balcones o en medio de sus estrechos pasillos.
¿Cuál es la leyenda del Callejón del Beso?
Contrario a lo que miles de enamorados piensan cuando visitan el Callejón del Beso, la historia detrás esconde tintes trágicos ocurridos durante la ocupación española en la zona, pero que efectivamente involucra a dos jóvenes flechados.
La leyenda es protagonizada por Ana y Carlos. Por un lado, la adolescente era hija de una familia acaudalada procedente de Europa y que tenía el gusto de asomarse por uno de sus balcones para observar el cielo; mientras que el joven Carlos era un trabajador de la mina La Valenciana y de una clase social inferior, pero que tenía la fortuna de que su cuarto compartía altura con el balcón de Ana.
Esta coincidencia provocó que los dos jóvenes se conocieran y enamoraran profundamente; sin embargo, para los padres de la mujer esto no podía ser posible e incluso era impensado que su hija pudiera entablar una conversación con un hombre que no fuera de su misma escala social.
Debido a la cercanía de la ventana de Carlos con el balcón de Ana, los dos pudieron platicar y llegar a los famosos besos a espaldas del padre, Don Emiliano, quien por cierto era un hombre de armas y que cuando lo descubrió, amenazó al joven de muerte.
Los dos hicieron caso omiso y continuaron con su aventura “prohibida”, hasta que un día Don Emiliano los atrapó de nueva cuenta y subió al cuarto de su hija con una daga, la cual enterró en el cuerpo de Ana y provocó que Carlos huyera de forma instantánea.
Desde entonces cuenta la leyenda que toda pareja que visite el Callejón del Beso en Guanajuato debe darse un beso, específicamente en el tercer escalón de la parte más angosta, el cual multiplicará por 15 años el amor y prosperidad entre ambos. En caso contrario, una maldición podría caer en los dos durante siete años.
