¡Vivir sin agua! Desde octubre de 2023, la Franja de Gaza vive una de las crisis humanitarias más severas del siglo. Bajo un bloqueo militar estricto y bombardeos constantes, más de dos millones de personas enfrentan una escasez crítica de agua potable y una crisis sanitaria que ha llevado a miles al límite de la supervivencia.
¿Qué ha provocado la escasez de agua en Gaza?
La destrucción sistemática de la infraestructura hídrica ha sido devastadora. De acuerdo con informes de la ONU y organizaciones humanitarias, entre el 85 y el 90 % de las instalaciones de agua y saneamiento han sido dañadas o destruidas; esto incluye redes de distribución, bombas, pozos y plantas desalinizadoras.
Se estima que más de mil 675 kilómetros de redes de agua y saneamiento han sido arrasados, lo que representa cerca del 80 % del sistema total en todo el territorio gazatí.
La situación se agrava por los cortes prolongados de electricidad y el desabasto de combustible, que impiden operar las pocas plantas aún en pie; de hecho, periodistas palestinos denuncian falta total de medicamentos y alimentos, que los dejan al borde de una hambruna en Gaza.
¿Cómo sobrevive la población en Gaza?
La escena es alarmante: familias desplazadas bebiendo de charcos, recolectando agua en cubos bajo el sol o la lluvia, y niños caminando kilómetros en busca de una fuente segura, allá la higiene básica es un lujo, y con ello aumenta el riesgo de enfermedades como el cólera, disentería y hepatitis A.
El acceso al agua segura se ha vuelto prácticamente nulo, mientras que el 75 % de la población vive bajo niveles de inseguridad alimentaria clasificados como “Emergencia” o “Catastrófica” por el sistema de clasificación IPC (Integrated Food Security Phase Classification).
Organismos como UNICEF, Médicos Sin Fronteras y la Cruz Roja han reiterado la urgencia de permitir corredores humanitarios y restablecer el acceso a servicios esenciales en la Franja de Gaza, pero mientras los ataques continúen y el bloqueo persista, la ayuda no puede ingresar de forma constante ni segura; ¿hasta cuándo podrá resistir una población entera sin acceso al recurso más básico? El mundo observa, pero para Gaza, cada día sin agua es una sentencia de muerte.