El conflicto en Gaza continúa escalando de forma alarmante. Autoridades locales informaron este martes que el número total de personas fallecidas desde el inicio de la ofensiva militar israelí ha alcanzado los 59,106 muertos, mientras que los heridos suman 142,511.
En las últimas 24 horas, al menos 77 palestinos perdieron la vida y 376 resultaron lesionados como resultado de los bombardeos y ataques terrestres del ejército de Israel, que ha intensificado sus operaciones en el centro de la Franja de Gaza, particularmente en la ciudad de Deir al Balah.
Trabajadores de salud en esta zona reportaron que el fuego de tanques israelíes impactó edificios residenciales, elevando el nivel de destrucción en áreas densamente pobladas.
25 países exigieron el alto al fuego en Gaza
La ofensiva coincide con una declaración conjunta de 25 países (entre ellos Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) que exigen el cese inmediato de las hostilidades. En el comunicado, los gobiernos expresaron que el sufrimiento de la población civil ha alcanzado “nuevos niveles” y exhortaron a ambas partes a alcanzar un alto el fuego duradero.
Sin embargo, el Ministerio de Exteriores de Israel rechazó el contenido del comunicado, responsabilizando "únicamente a Hamas por la continuación del conflicto y la imposibilidad de alcanzar un acuerdo”.
Israel continúa bombardeando en Gaza
Por su parte, las fuerzas armadas israelíes informaron que han ampliado su intervención en Deir al Balah, una ciudad que hasta ahora no había sido blanco directo de operaciones terrestres. Se ordenó además la evacuación inmediata de una región donde, según estimaciones de la ONU, se encontraban entre 50 mil y 80 mil personas.
Este movimiento forma parte de la estrategia israelí para neutralizar supuestos focos de resistencia y posiciones operativas de Hamás, aunque organizaciones humanitarias han alertado sobre el grave impacto humanitario de estas acciones.
Mientras el número de muertos en Gaza sigue creciendo y los bombardeos continúan afectando a zonas civiles, la presión internacional parece insuficiente para frenar el avance militar. La población atrapada en medio del fuego sigue enfrentando desplazamiento, escasez de ayuda humanitaria y una creciente crisis de infraestructura.