Son densas y negras, como el polvo del carbón, son las jornadas de trabajo que se viven a diario en las minas de la región carbonífera de Coahuila.
Son decenas de ellos, agujeros negros. Perforaciones de apenas tres metros de diámetro sobre terreno árido que se utilizan para extraer carbón de la forma más simple, peligrosa y rudimentaria.
Los pozos que operan diariamente y en el cual trabajan decenas de mineros que viven en la zona de Coahuila. Tienen que bajar en un tambo de aproximadamente un metro por medio metro de diámetro a través de un agujero, alrededor de unos 85-90 metros hasta profundidad para poder extraer el carbón que es trabajado por otro grupo de mineros.
Mineros de Coahuila extraen carbón de forma rudimentaria y peligrosa
Se encuentran diseminados a lo largo y ancho de toda la geografía de esta región, operan de manera ilegal, todo el mundo sabe que existen y que operan bajo ínfimas condiciones de seguridad.
Esta forma de explotación de carbón opera prácticamente en la ilegalidad. Varios son clausurados pero de manera inexplicable vuelven a operar. No hay censo de ellos, nadie sabe con exactitud cuántos son ni dónde están.
A través de brechas que se encuentran prácticamente en medio de la nada, se puede llegar a las instalaciones, de los pocitos de carbón, donde alrededor de 10 mineros son los que trabajan en la extracción diariamente para mantener a sus familias.
Los mineros tienen miedo y se niegan a ser entrevistados. A través de una cuerda, atada a un tambo, los mineros son bajados a más de 80 metros de profundidad y en ese mismo contenedor extraen el mineral; 50 o más veces hasta conseguir unas 15 toneladas por día.
Son 10 o 12 los mineros que trabajan por mina. Todos trabajan a destajo, es decir, cobran de acuerdo a la cantidad de mineral que logran extraer.
La gran mayoría de ellos no cuenta con equipo de seguridad, incluso operan sin camisa, no llevan arneses, algunos de ellos llevan casco y lámparas en mal estado.
Prohíben grabar cómo salen en pares de las entrañas de la tierra arriba del tambo, mientras, el jefe de la cuadrilla se comunica por radio y teléfono alertando de cualquier intruso.
