Venezuela retomó el camino de la política. Vuelve el ajedrez, se abrió el juego que tenía años trancado. Por un lado, la oposición reconocía a Juan Guaidó como presidente encargado, mientras que los oficialistas no ven a otro presidente que no sea Nicolás Maduro.
Pero, eso se acabó.
La oposición venezolana, claramente dividida, agotada y sin argumentos claros para un futuro, decidió acabar con la figura de presidente encargado, es decir, Juan Guaidó pasó a ser un diputado más de un congreso opositor que ni siquiera opera desde Caracas. Si no más bien, desde el exilio, en la mayoría de los casos.
Con ese movimiento, esperan hacer unas primarias este año y de allí sacar a un único candidato opositor para enfrentarse a Maduro en las elecciones de 2024.
Le dieron la legitimidad que por años le negaron. No solo los políticos opositores, si no más de 50 países del mundo.
Una vez más, Maduro gana una batalla. Una vez más, Maduro se sale con la suya.
¿En algún momento pensarán en los venezolanos?
Lo que vemos hoy en Venezuela es una disputa entre dos bandos, que no está tomando en cuenta al ciudadano.
Parece que los mismos venezolanos se acostumbraron. Incluso, la política le dejó de importar a un pueblo que lo que quiere es comer y tener una vida digna.
Un pueblo al que le importa más tener servicios básicos, porque no se nos olvide que a diario siguen saliendo venezolanos, con un cartel en el pecho que dice: migrante.
No se nos olvide que la gran mayoría de personas que está en la frontera entre México y Estados Unidos son venezolanos, desesperados por cruzar.
No se nos olvide que, en medio de ese juego político, hay millones que viven en pobreza extrema. ¿Suena familiar? Bienvenidos a América Latina.