Kiev, Ucrania. Real Madrid llegaba a Kiev con la firme intensión de pasar a la historia y convertirse en el primer tricampeón de la Copa de Europa en su formato UEFA Champions League. Pero para ello tenían que vencer a un aguerrido Liverpool FC que quería volver a los primeros planos continentales.
El juego se esperaba de muchos goles, el Real tenía a Cristiano Ronaldo, máximo goleador del torneo, y los Reds al tridente más poderoso del certamen. Sin embargo y a pesar de que el juego fue muy intenso los primeros 30 minutos en los que fue mejor el cuadro inglés, hubo un detalle que le cambió la cara al juego: la lesión de Mohamed Salah.
El egipcio tuvo que salir de cambio y el Liverpool perdió fuerza al frente, tanto en el tiempo restante del primer tiempo como en la parte complementaria. Ahí, el Real Madrid aprovechó, se adueñó del juego sin ser tan peligroso y contó con la suerte del campeón.
Loris Karius, portero de los ingleses, cometió dos errores que le costaron el juego. En el primero, quiso salir jugando con las manos, pero Karim Benzema le tapó el pase de forma muy infantil y mandó el balón al fondo para el 1-0.
La segunda equivocación se dio con un disparo lejano, de rutina, de Gareth Bale, pero el balón se le escurrió de las manos y terminó en la red. Ese gol fue el 3-1 y terminó siendo determinante, pues el Liverpool peleaba por el empate, pero anímicamente los tiró.
Mención aparte para Bale. El galés entró de cambio y con 30 minutos en la cancha hizo pedazos al rival. Su gran actuación la redondeó con un gol de antología, de chilena, con la pierna izquierda y al ángulo. Ese gol le dio el título al Real Madrid, que se metió a la historia de la Champions League.
Sadio Mané hizo el descuento, pero no alcanzó.