Por Amor a la Precisión | Zacatecas, atrapada en los tiempos violentos

Qué razón tenía Carl Schmitt cuando hace casi un siglo escribió El Concepto de lo político (1927); sobre todo, si lo leemos a la luz de los hechos que comprometieron la Seguridad Pública en el Estado de Zacatecas, este fin de semana.

Pero, vámonos por partes, primero lo primero… ¿Qué sucedió? De acuerdo con el secretario de Seguridad Pública, Adolfo Marín Marín, se trató de un intento de fuga en las instalaciones del Centro Regional de Reinserción Social (CERESO) Varonil de Cieneguillas.

Los malosos cerraron avenidas, colocaron “ponchallantas”, incendiaron vehículos, tomaron casetas de cobro y atacaron gasolineras con la intención de distraer a los agentes de seguridad pública para lograr la fuga de reos en el penal de Cieneguillas en Zacatecas.

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Hubo personas lesionadas, entre ellos dos elementos de seguridad pública, múltiples pérdidas materiales (vehículos y vialidades) e incluso se suspendieron algunas actividades (de transporte y educativas, principalmente), pero se evitó la fuga de las personas en reclusión.

Este intento de fuga en Cieneguillas, así como sus “distractores”, son un reflejo de una sociedad rebasada en términos de seguridad pública, que cada vez más se aleja de la paz para ubicarse en situaciones de extremo conflicto.

Para ilustrar todo esto basta echarle un ojo al Centro Nacional de Información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) que, en el caso de los llamados “delitos de alto impacto”, simplemente se han multiplicado.

Salvo el secuestro que, gracias a Elde, disminuyó desde que se puso en marcha el Instrumento para el registro, clasificación y reporte de delitos y las víctimas del Secretariado de Seguridad Pública en 2015, la realidad en Zacatecas es todo menos pacífica.

Y las leyes hechas para sancionar conductas en tiempos pacíficos son prácticamente inoperantes en los tiempos violentos. Aquí se entiende la incapacidad del Estado cuando se habla del número de policías, de los asuntos en las instituciones de Seguridad Pública, de la población en las cárceles y un largo etcétera. Zacatecas es ahora un claro ejemplo.

Es así como regreso a una reflexión de hace casi 100 años pues en 1927, el jurista alemán Carl Schmitt teorizó sobre “Lo político” que opera cuando las leyes son prácticamente insuficientes… cuando el Derecho se encuentra en “situaciones extraordinarias”, como en el caso de la seguridad pública en Zacatecas.

“Lo político” salta cuando las leyes no funcionan y se suspenden; es ahí cuando lo político se impone a lo jurídico; y lo que hace que las cosas retomen el cauce perdido es la decisión de quien “genuinamente” ostenta el poder.

Como ejemplo tomemos el “estado de excepción” que impuso Nayib Bukele, presidente de la República de El Salvador. Para muchas buenas conciencias, esta decisión (que ya lleva meses aplicándose) ha sido un despropósito y un exceso. Pero la realidad muestra que por primera vez en décadas, el Estado salvadoreño ha logrado replegar y poner en jaque a las violentas pandillas que azotan a la población inocente. He aquí un claro ejemplo del tipo de decisiones excepcionales que requieren situaciones extraordinarias.

Así, el balance entre lo político y lo legal es delicado. Pero esto no debe evitar que nos hagamos las preguntas realmente fundamentales: ¿Urge un estado de excepción en Zacatecas? Y si usted responde que no… ¿Entonces qué fregados podemos hacer para salvar a una entidad que se la llevó el carajo?

Escucho sus opiniones…