El camino de Diego Pavia hacia el Draft NFL parecía cuidadosamente trazado. Tras liderar a Vanderbilt a la primera temporada de 10 victorias en su historia y convertirse en finalista del Trofeo Heisman, el mariscal estaba listo para vender su historia de superación y talento en el proceso previo al reclutamiento. Sin embargo, una serie de decisiones fuera del campo encendieron las alertas entre evaluadores y ejecutivos de la liga.
Pavia, uno de los quarterbacks más electrizantes del fútbol colegial, acumuló más de 4,000 yardas totales y 36 touchdowns, números que lo colocaron en el radar nacional. No obstante, su reacción tras quedar segundo en la votación del Heisman —con publicaciones ofensivas en redes sociales y gestos captados en video— transformó una narrativa positiva en una conversación incómoda para cualquier franquicia interesada.
El error que mancha una temporada histórica
El impacto de la conducta de Diego Pavia fue inmediato. En un entorno como la NFL, donde la imagen pública y la madurez pesan tanto como el talento, sus mensajes contra votantes del Heisman y universidades rivales fueron vistos como una señal de alerta. Aunque el quarterback emitió una disculpa pública reconociendo su error, el daño ya estaba hecho.
Para un prospecto que no proyecta como selección de primera ronda, cada detalle cuenta. A diferencia de otros mariscales con físico prototípico y margen de error, Pavia necesita convencer de que puede ser un líder confiable dentro y fuera del vestidor. Sus antecedentes —incluidos episodios polémicos en etapas anteriores de su carrera— refuerzan la percepción de que su carácter podría ser un riesgo innecesario.
Talento, tamaño y la dura realidad del Draft NFL
Más allá de la controversia, Diego Pavia enfrenta retos claros en su evaluación rumbo al Draft NFL. Su estatura, estimada cerca de los 5 pies y 10 pulgadas (1.78 metros), y su estilo de juego improvisado generan dudas sobre su adaptación al nivel profesional. A sus 24 años, tampoco encaja en el molde de prospecto joven con amplio margen de desarrollo.
Aun así, su historia de “underdog” sigue siendo atractiva. De junior college a figura en la SEC, Pavia ha demostrado competitividad, liderazgo y resiliencia. Directivos del Senior Bowl han destacado su mentalidad y fuego competitivo, cualidades que aún pueden abrirle puertas como selección tardía o agente libre.
El reto ahora es claro: transformar esa intensidad en madurez. Para los equipos de la NFL, el talento sin control emocional puede ser tan riesgoso como una mala lectura defensiva. Pavia aún tiene tiempo de ajustar el rumbo, pero su margen de error es mínimo.
