El conflicto entre UCLA y el Rose Bowl dio un nuevo giro. El Tribunal Superior de Los Ángeles negó la orden de restricción que buscaba impedir que la universidad avanzara en su plan de trasladar sus partidos de fútbol americano al SoFi Stadium a partir de 2026.
El juez James C. Chalfant dictaminó que los demandantes —la ciudad de Pasadena y la Rose Bowl Operating Co.— no demostraron una emergencia que justificara frenar la mudanza de manera inmediata. Según explicó, los casos citados por los abogados del Rose Bowl, que involucraban a equipos como los New York Yankees y los Minnesota Twins, no aplican, ya que UCLA no tiene compromisos deportivos en el estadio hasta el otoño de 2026.
“La corte no ve un daño financiero inminente”, indicó Chalfant, quien sugirió que los abogados del Rose Bowl podrían solicitar una orden judicial preliminar más adelante si presentan pruebas de que UCLA está incumpliendo su contrato de arrendamiento, el cual vence en 2043.
UCLA sigue evaluando mudanza al SoFi Stadium
Tras la audiencia, la universidad reafirmó que aún no ha tomado una decisión final sobre su sede para los próximos años. “Seguimos evaluando nuestras opciones a largo plazo”, declaró Mary Osako, vicerrectora de comunicaciones estratégicas de UCLA.
El Rose Bowl, que ha sido casa de los Bruins desde 1982, sostiene que su vínculo con UCLA es vital para su operación financiera. Desde la firma de una enmienda en 2014, el estadio se comprometió a realizar mejoras por casi 200 millones de dólares, lo que reforzó la alianza entre ambas instituciones.
Sin embargo, los representantes legales del Rose Bowl acusan a la universidad de actuar “en la sombra” al negociar con los administradores del SoFi Stadium sin transparencia pública. “UCLA no puede apostar con dinero público en secreto”, afirmó el abogado Nima Mohebbi, quien adelantó que seguirán presionando para que el caso se mantenga en tribunales.
Un conflicto de alto impacto económico y social
La disputa entre UCLA y el Rose Bowl va más allá del deporte. Si la universidad abandona el histórico estadio, Pasadena podría enfrentar pérdidas millonarias y una afectación directa a su economía local. La decisión judicial aunque favorable para UCLA, no resuelve el fondo del conflicto, que continuará en los próximos meses.
