La deforestación en la selva amazónica de Brasil aumentó más del 80% en agosto con respecto al año anterior, según mostraron datos preliminares del gobierno el 9 de septiembre, con incendios que arrasaban a un ritmo récord.
La mayoría de las alertas de incendios amazónicos del INPE en un año promedio se producen en agosto y septiembre, considerada la temporada de incendios en la región, cuando las lluvias a menudo subsidian para permitir que los ganaderos y agricultores a menudo prendan fuego a las áreas deforestadas.
El aumento se produce antes de las elecciones presidenciales de octubre con los principales candidatos en desacuerdo sobre la destrucción de la selva amazónica.
En Brasil, los agricultores talan los bosques y queman árboles para despejar la tierra y, a veces, estos incendios se salen de control.
Los defensores del medio ambiente culpan al presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro por este declive acelerado.
Durante su mandato, Bolsonaro redujo la supervisión ambiental y pidió más agricultura comercial y minería en la Amazonía diciendo que reducirá la pobreza, provocando la indignación mundial por su manejo de una región crucial para frenar el calentamiento global.
Cristiane Mazzetti de Greenpeace Brasil dijo que el término de Bolsonaro era “extremadamente antiambiental”.
Deforestación crece en Brasil; culpan a Bolsonaro
El favorito, el expresidente izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, prometió una protección más estricta de la Amazonía y criticó al titular derechista Jair Bolsonaro por permitir que la deforestación del bioma alcanzara su punto más alto en 15 años.
Los datos preliminares mostraron que la deforestación de la Amazonía brasileña en los primeros siete meses de este año totalizó un área de aproximadamente siete veces el tamaño de la ciudad de Nueva York, la mayor cantidad para el período en al menos seis años.
“Es perfectamente posible lograr la deforestación cero, recuperando el plan que ya funcionó, actualizando ese plan, restableciendo los presupuestos, restableciendo los equipos y fortaleciendo las instituciones de inspección, vigilancia y gestión. Esto es algo que tiene otra dimensión. Brasil puede hacer esta contribución.”, asegura Marina Silva, ambientalista brasileña.
