Lo que ocurre en México es claro, porque en menos de un mes, Morena dejó de controlar el guion de todo el país. Actualmente, los mexicanos están cansados de vivir con miedo y en medio de la delincuencia y extorsiones, por eso, empezaron a manifestarse en plazas, en calles y en carreteras.
El 1 de noviembre, el alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, fue asesinado a balazos, en pleno festejo público por el Día de Muertos, frente a una gran cantidad de personas y, tristemente, frente a su esposa e hijos.
El crimen contra el alcalde fue solo el principio, ya que los habitantes de Uruapan salieron a las calles del municipio para mostrar su enojo por el cobarde ataque, y también, para exigir al Gobierno Federal acciones reales contra la violencia.
Las protestas en Uruapan despertaron a los mexicanos, porque en Morelia también hubo manifestaciones; ahí, las personas mostraron su molestia tomando su palacio de Gobierno y las calles, reclamando seguridad y pidiendo justicia.
El 15 de noviembre, en la Ciudad de México (CDMX) se realizó la marcha convocada por la generación Z, pero ante el hartazgo de la sociedad por la situación del país, personas de todas las edades se unieron.
Durante la movilización, miles de ciudadanos reales, no bots, exigieron paz e incluso la revocación de la presidenta Claudia Sheinbaum… pero el gobierno, en vez de escuchar, hizo lo de siempre: minimizó la protesta diciendo que eran adversarios, extranjeros e integrantes del PRIAN.
¿Los abucheos muestran que los mexicanos están felices con el gobierno?
Después llegó el episodio de Oaxaca, durante la gira de la mandataria, un grupo de personas la recibió con abucheos y ella trató de reducir el incidente diciendo que solamente cuatro personas se expresaron en contra.
Esta semana, transportistas y agricultores bloquearon carreteras y aduanas del país, señalando que están cansados de ser extorsionados, de manejar por carreteras controladas por los criminales y de que sus insumos suban de precio.
Con estos episodios, donde los mexicanos muestran su inconformidad, queda claro que no han sido semanas fáciles para la presidenta, que presume tener más del 70% de aprobación. ¿Lo creemos?
¿Por qué no acepta que la gente se está quejando sin necesidad que nadie la manipule para hacerlo?
