Agosto trajo consigo una de las grandes tragedias que ha vivido Medio Oriente en los últimos años: la explosión en el puerto de Beirut, Líbano.
Mientras, México vivía uno de los meses más calurosos de su historia, con todo y los efectos de la pandemia de Covid-19.
4 de agosto: la explosión que cimbró Beirut
Las 18:08 horas del 4 de agosto del 2020 quedarán marcadas en la historia de Líbano y en especial, de Beirut.
Apenas pasaban las 10 de la mañana en la Ciudad de México cuando imágenes de la explosión que azotó el puerto de Beirut se hicieron virales.
Los videos mostraban un hongo expansivo que a más de uno le recordó las imágenes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Eso era sólo el principio del infierno para la capital libanesa.
Abbras Ibrahim, director de Seguridad General del Líbano, declaró que la causa principal de la explosión fue derivada a la combustión de 2 mil 750 toneladas de nitrato de amonio que habían sido confiscadas por orden judicial en 2014.
Según cifras oficiales, en total fallecieron 202 personas y otras 9 fueron reportadas desaparecidas. El Hospital Infantil de San Jorge, que se encontraba a menos de un kilómetro de donde ocurrió la explosión, sufrió varios daños estructurales y varios pacientes fueron heridos por vidrios, por lo que fue cerrado.
México, bajo la pandemia y el calor
Agosto del 2020 fue registrado como el segundo más cálido desde 1953, pues registró un promedio de 26.6 grados centígrados, 2.9 grados encima del promedio.
El 14 de agosto se rompió el récord de temperatura histórico, cuando en Mexicali, Baja California, el termómetro marcó 50.2 grados centígrados.
Naranja con esperanza
Agosto fue un mes de esperanza para México, pues la mayoría de los estados registraban un descenso en los contagios de Covid-19. Casi todos los estados se mantenían en semáforo naranja y se iniciaba con la apertura de actividades no esenciales en regiones como la Ciudad de México, Estado de México y Nuevo León.
Algunos estados habían llegado al semáforo amarillo, como Campeche, Chiapas y Oaxaca, que abrían sus playas al turismo, imponiendo medidas para la nueva normalidad.
