Para la raza humana divulgar conversaciones e intimidades ajenas es uno de sus mayores placeres.
Pero independientemente del mal gusto que trae consigo la indiscreción, su impacto es limitado, siempre y cuando no seas servidor público abusando del poder conferido por el pueblo.
Tal es el caso del dirigente nacional del PRI y Diputado Federal “Alito” Moreno, quien presuntamente ha protagonizado una larga lista de audios, en los cuales con un español antiguo da clase magistral sobre cómo tratar a los periodistas o cuanto dinero es prudente extorsionar a un empresario.
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
- Mateo 7:15-16
De ser ciertos esos audios, así como en su momento fueron los del gober precioso- que de precioso solo tenia el adjetivo- en 2011 platicando cómo iba “silenciar” a la periodista Lydia Cacho, estaríamos ante un espiral de abuso de poder que se replica, sin recibir castigo.
20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
Mateo 7:19-20
Alito ya negó rotundamente la veracidad de esos audios, y mientras pasea por Ginebra describiendo un México seguro, boyante y apegado a derecho, en cuanto foro y organismo internacional puede, no ha presentado evidencias que desmientan los audios presentados por la actual gobernadora de Campeche.
No obstante, y lejos de religiosidades, resulta importante preguntarnos sobre la “legalidad” bajo la cual fueron obtenidas esas grabaciones. Así como el desempeño laboral de Layda Sansores al frente del ´Martes del Jaguar´.
Porque sea cual sea el desenlace de esta historia, lo que es claro es la necesidad que tenemos de políticos comprometidos con México, que antepongan el bienestar social, sobre sus pasiones, porque entre espectáculos de exhibición burlesca, corrupción y dimes y dirites entre funcionarios, el progreso se vislumbra más lejano.
