Una implacable plaga amenaza a las palmeras en la Ciudad de México; se trata de un hongo transmitido por cierto tipo de insecto, y que en menos de dos meses puede acabar con un ejemplar de 70 años.
Aunque las primeras palmeras llegaron a México junto con los españoles hace casi 500 años, poco después de la Conquista, no fue sino hasta mediados del siglo XX, que se comenzaron a plantar en las calles de la Ciudad de México.
Todo comenzó con una visita del presidente Miguel Alemán Valdés a California, quien fascinado con las palmeras que adornan las avenidas, quiso replicar este paisaje en calles y colonias de la capital del país y fue así como se plantaron en sitios como Paseo de las Palmas, Narvarte Florencia y Lindavista.
“El presidente Miguel Alemán, estamos hablando de 1946-1952, que fue su periodo de gobierno, él fue a Los Ángeles, California, y se da cuenta de las avenidas y dice ¡qué maravilla!”, cuenta Lorena Martínez, bióloga especialista en arbolado urbano.
Este tipo de palmeras son endémicas de las Islas Canarias, donde se les considera símbolo natural del archipiélago; debido a su belleza, adaptación y resistencia al frío, se utilizan mucho en jardinería, como explica José Cibrián, biólogo especialista en árboles: “se llaman phoenix canariensis, llegaron a América a mediados del siglo pasado, muchas se llevaron a California, a Florida, y en el periodo de Miguel Alemán se trajeron aquí a la Ciudad de México”.
Estas palmeras también se importaron a países de Sudamérica como Ecuador, Chile, Argentina, Bolivia y Perú, donde se utilizan como ornamento de plazas y parques, además de Asia y el sur de España; “está en todo el mundo, por su belleza, por su porte, se ha utilizado mucho y México no es la excepción”, añade el biólogo.
La palmera se adapta a cualquier clima “desde el nivel del mar hasta 2,500 metros de altitud, alberga murciélagos, búhos, sirve de refugio a aves y mamíferos, sobre todo si hay ardillas”, afirma Jerónimo Reyes, del Jardín Botánico de la UNAM.
Y agrega que la palmera puede llegar a medir hasta 20 metros, aunque influye el espacio donde se encuentre, pues depende de la disposición del agua y los nutrientes “las más grandes pueden vivir más de cien años, todas son longevas”. Además, tiene un tallo fuerte y grande, y raíces superficiales capaces de almacenar el agua que necesitan.
Sin embargo, estas hermosas y enormes plantas que ya forman parte de nuestro paísaje urbano, enfrentan un serio peligro. El hongo, transmitido por cierta clase de insecto, apareció hace algunos años en la Ciudad de México, y es capaz de matar a la palmera en unas cuantas semanas. (Fin de la primera parte)
